jueves, 26 de agosto de 2010

Una reseña histórica del MIR

Desde 1965 hasta fines de los 80´s:
Invierno de 1965 y una juventud que maduraba física y políticamente deciden decir basta a una forma “tradicional” de hacer política.
Dicen basta a un cúmulo de experiencias sectarias que venían surgiendo en el seno de la izquierda; y de la mano de algunos militantes con más experiencia fundan el movimiento de izquierda revolucionaria (MIR).
En toda la historia de la izquierda chilena, jamás se había fundamentado una organización que recogiera en su quehacer el carácter político-militar de la misma.
Si bien, los primeros años se caracterizaban por un desorden interno, propio de la falta de experiencia, lo que en palabras de Miguel se traduciría como “una bolsa de gatos”, no se perdía el norte, e impulsando una política revolucionaria que sería recogida por los pobres del campo y la ciudad, la organización se convierte en una fuerza política dentro del espectro de la izquierda clásica chilena.
Surgen avances significativos, se logra ganar una federación que históricamente estaba en manos de otros sectores, también se cometen ciertos actos que llevan a la militancia a una primera clandestinidad, pues es secuestrado el periodista Mauricio Osses y dejado al desnudo fuera de la casa del deporte cuando finalizaba una fiesta universitaria, periodista que fastidiaba permanentemente a la nueva y joven organización.
Cuando la izquierda tradicional alcanza el triunfo de la mano de Salvador Allende, se libra de cargos a la organización, esta a su vez, reafirma su posición combativa y se compromete a brindar un apoyo critico al nuevo gobierno.
No eran tiempos más fáciles, los partidos hegemónicos de la Unidad Popular, temblorosos, intentaban disputar todos los espacios en donde creciera este poder popular autónomo a los poderes del estado. Causando mucha molestia, el MIR se abría camino defendiendo a los más pobres del campo y la ciudad, con el impulso de los frentes de masas. Entre ellos destaca el Frente trabajadores Revolucionarios (FTR); Movimiento de Campesinos Revolucionarios (MCR); Frente Estudiantes Revolucionarios (FER) o MUI (Movimiento Universitario de Izquierda en la Universidad de Concepción).
Los conflictos fueron a todos los niveles, acusaciones más, acusaciones menos, peleas y abandono de mesas, paneles donde se compartían las propuestas programáticas de la izquierda.
En la Universidad de Concepción, se da muerte por parte de la brigada Ramona Parra perteneciente al Partido Comunista, al compañero Arnoldo Ríos. Otra vez el reformismo cobraba una vida a un compañero. Por otra parte y a nivel dirigencial del PC chileno, los descalificativos para la organización crecían sin medida: afiebrados, aventureros y que se dormía en los cuarteles militares.
-Táctica que permitió a la organización advertir de antemano la contraofensiva reaccionaria- mientras los jolgoriosos acusadores, hacían acuerdo con la Democracia Cristiana, firmaban el plan Millas de devolución de las empresas y levantaban el gabinete cívico-militar.
El MIR era novedoso en todo sentido, recogía la experiencia revolucionaria de Cuba, el ejemplo del Che, y a la vez rechazaba la alineación con las políticas de los socialismos del este.
Era la primera generación que ya en aquel entonces no confundía la organización de vanguardia revolucionaria con una secta hiperclandestina.
Vino lo que todos esperaban, los tanques salieron a defender a los latifundistas, a los patrones y saqueadores de Chile que veían como sus privilegios eran recuperados por la dignidad del pueblo.
Los gorilas ponían de golpe, el fin a un ascenso en la lucha por el socialismo.
La consecuencia mirista procura defender a aquellos que juró defender. “Si todo el pueblo no cabe en un avión ningún militante del MIR se asila”.
Esta muestra de consecuencia, de vivir como se dice, se traduce en golpe tras golpe para nuestra organización y el conjunto del pueblo.
Muchos compañeros pagaron con su vida el compromiso, pero eso tampoco fue motivo para organizar la resistencia.
Replegados en poblaciones, fundos, fabricas, liceos y universidades, los miristas desde el primer día se pusieron en disposición de combate, y junto al conjunto del pueblo, lograron poner en jaque a la dictadura, romper el miedo y el cerco comunicacional impuesto, mientras los reformistas de antes hacían acuerdos para caer en gracia en una concertación que daba sus primeros pasos.
Tenemos en los ochenta las experiencias guerrilleras de Neltume y Nahuelbuta, la operación retorno, la lucha en las poblaciones, en los liceos y universidades.
Tenemos el ejemplo de esta indómita zona sur, en donde los ojos de los poderosos pusieron sus ojos ante la amenaza de un levantamiento popular en esta región, así, en momentos en que la represión imponía su mano de hierro, logran desbaratar una tras otra dirección. Sentido es todavía el ejemplo de los compañeros que encontraron la muerte en el sector de la feria en agosto del 1984.
Y así tantos otros que pusieron el cuerpo contra la dictadura y las manos para levantar una conciencia política que pusiera fin a la dictadura gorila y que abriera el paso a la sociedad socialista, pero los aprovechados de siempre, oportunistas politicastros, reformistas y no tanto querían otra cosa; optando así por la salida concertada, armando un negocio y amarrando leyes que hasta el día de hoy mantienen los privilegios para una minoría, para los saqueadores de Chile.
Así, en los albores de los noventa, el MIR rechaza de plano cualquier acuerdo conciliatorio con las clases dominantes, se vuelve nuevamente al pueblo con el ejemplo y la dignidad de siempre.
Viriato
Década de los 90´s:
Los 90 son tal vez, en términos orgánicos, la década mas desconocida del MIR, lo cierto es que para fines de los 80 esta orgánica estaba destrozada, sus esquirlas habían saltado por todo el país, regándolas en infinitas fracciones y grupos. El drama no era exclusivamente orgánico, más triste aun, sus heridas hacían añorar el pasado, buscar en la simbología, en sus muertos, el mito desgarrado.
Desde ese punto se comenzó la reconstrucción y refundación en tiempo donde ya no existían grandes luminarias. Con ganas y con mucha fuerza, y por que no decirlo, sin viejos mariscales que no solo bajaron las banderas, sino que también intentaron hundir la embarcación.
En los 90 se continuo construyendo organización para la guerra contra el capital, una generación joven, acompañada de viejos honestos y de base, críticos al punto de que ya leían las concesiones y retrocesos del proceso cubano, y que hacían lucida síntesis de los llamados socialismos reales, se volvió a la cuna que vio nacer al MIR, a las entrañas del Pueblo Pobre y del Pueblo Nación Mapuche. Desde allí y desde la síntesis hecha en el congreso “Comandante Mario Vásquez”, volvió a nacer un relato que hace identidad, un discurso que convocó a los marginados, una caja de herramientas puesta al servicio de los insumisos para volver a soñar, una Bitácora para dar cuenta del viaje de los explotados durante un siglo, y que fijaba coordenadas hacia el socialismo, que ya no puede ser a secas, pues como muchos hoy reconocemos, debe ser ecológico, multiétnico, y profundamente libertario.
En la década en donde el MIR se dotó de un Ejercito Guerrillero de los Pobres, al mismo tiempo que promovió la génesis de colectivos autónomos de la institucionalidad y del pensamiento dominante, sin duda que este hizo un gran aporte a la construcción de un pensamiento revolucionario, intentó un regreso al pensamiento primigenio del mirismo, construyó una orgánica reflexiva, crítica, iconoclasta, pero también cometió grandes errores y entregó a muchos de sus preciosos hijos a la historia de las luchas del pueblo. Ejemplo y experiencia para la nueva generación de la construcción del proyecto revolucionario en Chile.
Mario
Desde el 2000 al presente:
Los esfuerzos de los 90s, de la caja de herramientas, de la Bitácora, tienen como resultado la influencia para toda una nueva generación de revolucionarios guiados por la tradición y consecuencia mirista.
Como pueden ver, no fueron en vano los esfuerzos y el recambio generacional le da vitalidad y rejuvenece una matriz, que años anteriores, se veía muy dispersa.
Junto con esto, el nuevo flujo de movimientos sociales, de descontento organizado, que tienen como protagonistas a los estudiantes, pobladores, trabajadores activos e inactivos, reafirma la necesidad de un proyecto político revolucionario, reafirma la necesidad de una vanguardia política que le de conducción de nivel superior a todas las formas de lucha. Para eso, nos propusimos la tarea de construir esta organización desde lo más básico.
Todo estaba por hacerse, y como la antigua generación, nos dispusimos nuevamente a organizar el movimiento de izquierda revolucionaria, porque el proyecto no se ha terminado.
Los golpes fueron duros y certeros, más vendrán, tenemos que estar preparados, pero asumimos el riesgo, por sobre todo asumimos el compromiso con los pobres del campo y la ciudad. Hoy, como nunca en la historia post dictadura un MIR se ha hecho tan necesario y urgente.

Somos la nueva generación para la continuidad del proyecto revolucionario de Chile, somos el MIR, luchamos para vencer.

Nadie nos dará segundas oportunidades,
Nadie nos otorgará el derecho de la duda,
Pero nadie nos trancará el paso.

Viriato y Mario

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