I.- INTRODUCCIÓN.
1.- A casi un año y medio del último Congreso Nacional y de
nuestro último documento acerca de los problemas político-militares de la Revolución , se hace
necesario entrar en una serie de nuevas precisiones.
Cuando nuestra organización cuenta con un gran desarrollo
orgánico y político y cuando la situación política nacional, a juicio nuestro,
nos impone las nuevas tareas y plazos cortos; si bien existen puntos de acuerdo
y bases claras en relación a Programa y Estrategia en general, las confusiones,
insuficiencias y diferencias en la proyección concreta del “que hacer”,
persisten y se tornan cada vez más agudas, pudiendo llegar a impedirnos cumplir
con el único objetivo que justifica nuestra existencia como organización y que
es a la vez el único vínculo que nos une: hacerla Revolución y para ello
iniciar la lucha armada al más breve plazo posible.
2.- Aparecen confusiones elementales acerca de qué es
nuestra organización, de cuál es la perspectiva general, cuáles son los plazos,
etc. Más evidente aún, cuáles son las tareas de hoy, qué papel cumple cada
hombre, cada estructura y cada tarea en relación a la perspectiva general y la Estrategia. Más
aún, aparecen confusiones acerca de cuál es la Estrategia , no ya en
general, sino de cuál es su precisión, qué formas tácticas y etapas envuelve, y
de cómo ella encaja en la situación real que atraviesa el país.
3.-Por todo ello aparecen también debilidades de carácter
orgánico y político que, frente a las tareas y los plazos, se hacen
inaceptables.
a) Problemas como los derivados del tipo de militante con
que contamos, por la ausencia de una calificación, por elemental que sea, los
cuadros, lo que coloca a los verdaderos militantes en la misma calidad que los
“aficionados”, “cooperadores”, etc., problema que en síntesis deriva de la no
existencia de una selección para el ingreso a nuestra organización.
b) Debilidades consecuentes del tipo de estructura con que
contamos, esto es, no existen estructuras intermedias suficientes y
participantes; existe descoordinación relativa entre los aparatos políticos,
intermedios y especiales, más aún entre las distintas regiones del país.
c) La existencia no resuelta de problemas “tendenciales”,
que llevados al terreno político, orgánico y psicologista actual, sólo
introducen términos de vacío y confusión en la organización. Esto reclama una
pronta resolución en el terreno de la discusión y la praxis política, que de
una vez por todas nos indique lo que cada sector, por minoritario que sea,
realmente piensa (no lo que se le atribuye). Sólo desde aquí podremos apreciar
la envergadura de las diferencias, resolverlas o reevaluar si se justifica el
marchar juntos, o es tiempo de separarnos.
d) Una falta de discusión y una débil formación política,
nos debilita sustancialmente y, además, desfigura todo problema llevándolo al
terreno de lo ético, lo moral, lo personal, los caudillismos, la impunidad
tendencial que confiere “fuero” para no hacer nada.
e) Todo un procedimiento orgánico público y abierto, que nos
encierra en el eterno círculo vicioso de que es necesario agudizar la lucha de
clase por medio de métodos y acciones directas y combativas, pero que, no por
falta de capacidad operativa sino por ese lastre de cuadros públicos y de falta
de medidas de clandestinidad, nos impide actuar. Ello debe ser resuelto rápida
y eficientemente.
4.- Creemos que nuestra organización entra a una nueva
etapa, que los defectos antes anotados y otros, en un tiempo o fueron útiles o
pasaron desapercibidos, pero hoy nos impiden caminar. Una Revolución interna se
hace necesaria; lo impone no una maniobra tendencial, sino que el
reconocimiento de que los plazos históricos se acortan, las tareas crecen y se
hacen inmensas, y con una organización como la actual no podremos hacer nada.
Los riesgos son enormes, pero creemos es necesario
correrlos. Nuestras ideas serán desfiguradas y torcidas, atribuidas a otros
fines, etc. Otros querrán ver esto exclusivamente como una “crisis”, allá
ellos. Es una crisis, es la crisis de toda organización que de su infancia
entra a la madurez y sólo ahora puede actuar responsable y efectivamente, es el
salto doloroso de la prehistoria orgánica y política, a la historia de nuestro
movimiento. Muchos quedarán atrás, otros querrán irse; podremos incluso, y a
pesar nuestro, “dividirnos” y así aparentemente “retroceder”; no es lo
positivo, pero si fuera necesario: ¡Adelante!
En las etapas ya cumplidas mucho aprendimos, mucho hicimos,
y es en base a ello que hoy, tres años después de nuestro nacimiento, podemos
autotransformarnos. Que la inercia o la herencia de viejas tareas y
procedimientos no nos impida desarrollar lo bueno y nuevo. En esas etapas ya
apareció el nuevo tipo de militante, el que está completamente entregado a sus
tareas; profesionalizado o no, imbuido de un alto espíritu de sacrificio; ése
es el modelo que exigiremos de todos; el resto en verdad se ha equivocado de
organización.
Una revolución interna comienza; sólo de ella surgirá
fuerte, disciplinada y eficiente la nueva organización que hará la Revolución.
¡Somos capaces, es el momento, adelante!
Desarrollaremos nuestras ideas a través de cuatro (4)
capítulos:
II Situación Nacional (Donde del análisis desprenderemos las exigencias y
posibilidades planteadas a a nuestra organización)
III Ideas básicas comunes a nuestra organización (Donde haremos un breve recuento del armamento conceptual
programático y, especialmente, de estrategia con que contamos y su enorme
insuficiencia)
IV Qué ha sido y qué es nuestra organización (Breve historia crítica de nuestro desarrollo y análisis de
nuestro estado orgánico y político frente a las necesidades que la situación
nos impone)
V Los nuevos caminos (Balance general de nuestra organización, Precisiones
Estratégicas, Concepción del Partido y Qué Hacer)
II.- LA SITUACIÓN NACIONAL Y LA CUESTIÓN DE LOS PLAZOS.
La estudiaremos sólo en sus rasgos más relevantes y gruesos,
en forma resumida y referida a anteriores documentos de la Organización.
a) Situación económica.-
1.- Como ya lo hemos dicho en otras ocasiones, sostenemos
que Chile entró en un profundo proceso de deterioro y estancamiento económico
en 1967 el que se prolongó por 1968 y seguirá similar tendencia en 1969.
Así en 1967 el crecimiento de lo producido en Chile
disminuyó enormemente, comparado con los promedios mantenidos durante 1960 –
1965. El año 1968 no fue mejor; así, por ejemplo, el crecimiento de la
producción de bienes fue menor al del año anterior, agregándose a todo ello las
consecuencias de la sequía de los últimos seis a ocho meses; más aún, los
créditos externos, tradicional salida de los gobiernos en apuros económicos, no
serán hoy fáciles de adquirir dado el enorme monto a que hoy asciende la deuda
externa chilena.
La profundidad y envergadura del deterioro sólo será
apreciado en su real magnitud si se considera que éste no ha podido ser
superado aún cuando en este mismo período el aporte en dólares por concepto de
créditos, exportaciones y donaciones ha sido inmenso, llegando a ser de los más
altos en América Latina.
2.- Todo esto ha acarreado fuertes presiones inflacionarias
que en lo que va corrido de 1969 son ya superiores a las presentadas en los
mismos períodos de 1968. también ha acarreado un aumento significativo del
desempleo cuyos índices no sólo son superiores a los años 67 y 68, sino
también, al menos en santiago, son ya superiores actualmente a los observados a
fines de 1968.
3.- La guerra del Vietnam ha logrado elevar el precio del
cobre en el mercado mundial, lo que ha significado un mayor ingreso al país por
año de más de 150 millones de dólares, paliando así en gran medida la crisis.
El estancamiento de las conversaciones de paz sobre Vietnam y el aumento de las
hostilidades en el Medio Oriente, han mantenido elevado el precio del cobre y
no se vislumbran claramente causas que lo pudieran hacer bajar
significativamente en un futuro próximo.
b) El ascenso del movimiento de masas.
1.- Resultado de todo lo anterior y de otros factores, ha
sido el desarrollo de una marcada y persistente movilización de obreros,
campesinos, pobladores, empleados y estudiantes, especialmente de 1967
adelante.
El aumento del número de huelgas entre los obreros, entre
los campesinos (primera huelga nacional campesina), los empleados, etc. es
significativa, aún cuando se mantenga aún al nivel de huelgas reivindicativas.
A la vez el aumento de las ocupaciones de fábricas, de las huelgas ilegales, de
las ocupaciones de tierras en el campo, de terrenos por los pobladores y la
combatividad recientemente mostrada por los estudiantes, revela que este
ascenso, si bien no coloca, ni tiene porqué colocar, a las masas en la
preinsurgencia, muestra considerables rasgos de una radicalización en los
métodos.
2.- Es este ascenso lo más importante en el período, lo que
define la etapa que vivimos. Es a este ascenso al que responde la represión, el
que el reformismo pretende encerrar detrás de una perspectiva electoral, y es a
esta movilización a la que nosotros debemos empujar, ofrecer un camino
distinto, una salida revolucionaria.
Son los obreros de Saba, los de la Papelera de Puente Alto,
los treinta mil campesinos de la primera huelga nacional campesina, los
mapuches del sur, los pobladores de Arica, Barrancas, Puerto Montt, los
estudiantes secundarios de Santiago, Concepción y Valparaíso, etc., los que
están mostrando un camino y a la vez exigiendo una alternativa revolucionaria,
y ahora.
c) La
Situación Política.
1.- Las elecciones parlamentarias recién pasadas, los
procesos represivos que le siguieron y la descomposición de los partidos
centristas exigen un análisis de la situación política.
El escepticismo generalizado frente a las vías legales
(reivindicativas y electorales) que nosotros establecimos como condición en que
se darían las elecciones se expresó en un aumento de la abstención, que llevó a
no votar a casi un millón de los tres millones y tanto con derecho a voto;
tendencia esta que se viene desarrollando desde hace años en Chile
(Parlamentarias 1965- 19,4%; Municipales, 1967-23,7% y Parlamentarias 1969-
29,5%)
2.- En los resultados electorales se aprecia una
polarización de las fuerzas. A pesar de haber fracasado el FRAP como
alternativa al ascenso de la lucha de masa y al derrumbe democratacristiano,
logró mantener su votación. Por otro lado, el significativo aumento de la
votación del Partido Nacional expresa la reagrupación de las clases medias
detrás de los partidos de derecha, atemorizados del ascenso de la lucha de
clases. Esta reagrupación también ofrece una salida institucional a la cuestión
del poder a las clases dominantes. Sin descartarlo, aleja las posibilidades de
un golpe militar, al menos como una salida desesperada antre la cuestión del
poder.
3.- Los resultados electorales también demostraron que ninguno
de los partidos centristas y reformistas de izquierda podrán por si sólos
llegar ala Presidencia dela República, obligándoles a buscar alianzas espúreas,
a espaldas de los principios; impidiéndoles así presentar una alternativa
electoral nítida, como relativamente lo consiguieron Allende y Frei en 1964; y
abriendo ahora en lo concreto el desarrollo para un Frente electoral de
colaboración de clases.
Puede ya establecerse que las elecciones presidenciales de
1970 estarán enmarcadas en tres procesos: un ascenso persistente del movimiento
obrero, campesino y estudiantil, un escepticismo generalizado en las elecciones
como camino y por la colaboración de clases en las combinaciones postulantes.
Todo lo que, en caso alguno, impedirá que grandes sectores de las masas tomarán
como camino la cuestión electoral, más aún si no se les ofrece una alternativa
(….) y abstracta sino concreta.
4.- Después de las elecciones se hicieron evidentes los
procesos de descomposición de los partidos Radical y Democristiano. La
experiencia histórica enseña que a todo proceso de agudización de la lucha de
clases corresponde la descomposición de los sectores medios y centristas, en la
que algunos se reagrupan a la izquierda y la mayoría se cobija detrás de la
derecha.
Donde es más interesante el proceso es en el PDC. En su
división se están agrupando entre los rupturistas sectores que realmente son
revolucionarios, junto con todo un sector social-demócrata. Habrá de observarse
el proceso y esperar el resultado que entregue la correlación de fuerzas
internas de los rupturistas.
La ausencia de una alternativa clara y nítida al reformismo
“democristiano” o “marxista” se hace hoy evidente. Hubiera agrupado a los
jóvenes y militantes de base rupturista; su necesidad reaparecerá para evitar
su desviación por los caminos electorales.
5.- La escalada represiva reiniciada con la expulsión de los
profesores argentinos de la U.
de Chile, la masacre premeditada de P. Montt y las querellas que le siguieron,
tuvieron como objetivo fundamental el amedrentamiento de las masas en ascenso.
Creemos que no constituyó un hecho aislado dependiente sólo
de la personalidad de un Ministro del Interior, sino que corresponde a un
intento de cambiar cualitativamente las relaciones institucionales chilenas,
cuyo resultado aún no podemos evaluar certeramente. Quedó de todas maneras
clara la mayor ingerencia del Ejército y Carabineros en el Gobierno, la
disposición represiva de las clases dominantes y la impotencia de toda la
izquierda que no pudo sino llorar, en el Parlamento, en las calles o en los
diarios.
d) El deber de los revolucionarios en este período.
1.- Todo lo anterior, el ascenso del movimiento de masas,
las respuestas represivas, los resultados y las consecuencias de las elecciones
parlamentarias, la descomposición de los partidos centristas, la crisis del
reformismo, la reagrupación de las clases medias detrás de los partidos de
derecha, el renacimiento de las organizaciones de la burguesía arrastrando a
los socios menores (SNA, SOFOFA), etc; todo ello puede y debe ser inscrito en
el marco de una agudización de la lucha de clases.
2.- Ante ella la izquierda tradicional desnuda su impotencia
al asistir inerme al intento de las clases dominantes de hacer retroceder a las
masas movilizadas, busca la colaboración de clases y se limita a ofrecer una
salida electoral, pasiva o institucional.
El imperialismo y la burguesía, a su vez, se muestran
decididos a hacer retroceder a las masas a sangre y fuego, con nuevos Puerto
Montt; legitiman y defienden su legalidad y se preparan para levantar una
alternativa electoral de un gobierno fuerte, de derecha, que “ponga orden en el
país”.
3.- Creemos que un vacío político aparece hoy en Chile.
Creemos que la combatividad obrera y campesina, el escepticismo en las vías
legales, la crisis de los partidos centristas y reformistas, y los procesos
represivos, urgen una respuesta, una dirección y un camino, que entregue una
salida a un nivel superior de lucha, que no se abandone a las masas, a la
espera de un relativo retroceso posterior.
Sostenemos que sobre la base real de una lucha de clases
cada vez más aguda, expresada fundamentalmente en un ascenso del movimiento
obrero y campesino, no puede solo desarrollarse una alternativa electoral,
tampoco puede por parte de los revolucionarios, levantarse como sola
alternativa o camino, un revolucionarismo verbal y un activismo orgánico a
través de la lucha reivindicativa pasiva en los frentes.
Es posible, y más aún, es impresindible, sobre esa misma
base social y política de apoyo, ofrecer una alternativa revolucionaria, que
tome a la lucha de clases en el punto alto que hoy se encuentra, y la empuje
más adelante aún, cada vez agudizándola más y más, por medio de acciones
ligadas a la lucha de clases hasta hacerla madurar a condiciones que permitan
iniciar la guerra revolucionaria propiamente tal.
4.- No sostenemos, ni está en la base de nuestras
afirmaciones acerca del qué hacer en este período, que la situación económica
es “catastrófica”, que el movimiento obrero y campesino pasa por un ascenso que
lo coloca al borde de la preinsurgencia, que la institucionalidad está
destrozada, que el reformismo está en franca descomposición interna, ni que
Chile vive una dictadura, etc.. No lo afirmamos para este período, ni lo vemos venir
espontáneamente en un futuro próximo. Afirmarlo sería entrar a construir sobre
irrealidades una estrategia y el que hacer de una organización.
Afirmamos que Chile pasa por un deterioro y estancamiento
económico de una gravedad tal que diferencia la situación del último bienio
67-68 con la del anterior; que el movimiento de masas, desde hace por lo menos
dos años, vive un marcado y persistente ascenso que lo diferencia también de
los anteriores de retroceso relativo (65-66); que existe un escepticismo en las
vías legales significativo, que se está produciendo descomposición en el PR y
en el PDC, y que hemos pasado por una escalada represiva cuyas metas y
resultados aún no podemos medir. En resumen, que la lucha de clases ha entrado
a un nivel superior al anterior de agudización y que por ello es posible y
necesario modificar el accionar de nuestra organización, elevándolo a un nivel
superior.
Las exigencias que a nuestra organización se le imponen los
nuevos métodos de accionar, colocan en un punto de viraje histórico su “qué
hacer” y en un pié crítico su realidad y desarrollo político y orgánico
interno.
Lo anterior exige reestudiar la concepción del partido, lo
que establece la necesidad de un análisis crítico del pasado y presente de
nuestra organización. También aparece como necesario precisar las concepciones
estratégicas generales, lo que hace necesario a su vez un recuento de las
concepciones programáticas y especialmente estratégicas con que nuestra
Organización está armada. Esto último es lo que entraremos a hacer en seguida.
Referencia.-
1) En lo que corresponde a “situación económica” y “el
ascenso del movimiento obrero” véase la pregunta N. 14 de “Elecciones no; lucha
armada único camino” de Enero de 1969, publicada como documento interno y en
Punto Final N. 74, en general válido.
2) Véase acuerdos del Congreso Regional Santiago, Junio
1968, publicados como documento aparte y en “Documentos Secretariado Nacional”.
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III.- IDEAS BÁSICAS COMUNES A NUESTRA ORGANIZACIÓN.
Nos limitaremos a un breve recuento de nuestras ideas acerca
de Programa y Estrategia y , al final, a un grueso análisis. Lo hacemos pues lo
creemos necesario para después entrar en precisiones y, además, aprovecharemos
de exponerlas en forma resumida. Serán desarrolladas en referencia a documentos
específicos de la
Organización
a) Programa
1.- Chile es un país semi-colonial, de desarrollo
capitalista atrasado, desigual y combinado, con un capitalismo industrial y
minero desarrollado y con un capitalismo agrario atrasado. No existe en Chile
un feudalismo agrario.
2.- El poder lo detenta en Chile la alianza entre el
Imperialismo y las burguesías industriales, financiera y agraria. No existe en
Chile un sector de la burguesía “antiimperialista” o “nacional” susceptible de
aliarse para una revolución.
3.- Nuestra Revolución, entonces, tendrá el carácter de
antiimperialista y anticapitalista a la vez, esto es, será fundamentalmente
socialista.
4.- Las clases motrices de la Revolución en Chile son
los obreros y campesinos. Podrán participar en ella todos los que en la praxis
se integren a la lucha por los intereses de estas clases y que provengan de la
pequeña burguesía agraria y urbana. No existirán alianzas con otros sectores
sociales, como clases.
5.- Habrá de hacerse saltar hecho añicos la superestructura
legal burguesa, instaurar un Gobierno Revolucionario de obreros y campesinos,
que siente de inmediato las bases para la construcción del Socialismo.
Referencia.-
1) Declaración de Principios y programa.- Agosto 1965 (Publicado
como tal, también en “Documentos Secretariado Nacional”)
2) “Caracterización General de Chile”, Diciembre 1967,
“Documentos Secretariado Nacional”.
3) Entrevista.- Punto Final N. 53. Abril 1968.
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b) Estrategia
1) El Socialismo en Chile solo podrá ser instaurado por
medio de la lucha armada. No lo podrá ser por medio de la “vía pacífica”
2) Esto llevará a la necesidad de una guerra de clases, que
siguiendo las leyes generales de la guerra, no será sino la continuación de la
lucha política en un plano superior y por otros medios.
3) La guerra de clases en Chile no adoptara la forma de
“insurrección de masas” o de “levantamiento general”. No será a través de una
huelga general, con movilización campesina, ocupación de las ciudades por las
masas y levantamientos en el ejército reaccionario, que en pocas horas
derrumbará al régimen. Procesos similares sólo podrán finalizar la guerra de
clases en Chile.
No llega al nivel necesario para ello la agudización de la
lucha de clases, ni es tal la debilidad de las clases dominantes, ni existe ni
podrá existir un partido de ese necesario desarrollo orgánico, ni el armamento
actual de las clases dominantes lo permite.
4) La guerra de clases en Chile adoptará la forma de “guerra
Revolucionaria”, la que a su vez estará caracterizada por:
a.- Será antes que nada “política”, pues sus acciones irán
no a la conquista de territorio sino de población. Sus acciones estarán guiadas
por las líneas programáticas antes enumeradas y sus objetivos, además del
aparato represor, serán el imperialismo y la burguesía.
b.- Será una guerra “prolongada” en el sentido que se
prolongará todo el tiempo necesario para invertir a favor nuestro la
correlación de fuerzas relativamente desfavorable para nosotros de los inicios
de la guerra, desde el punto de vista político y militar.
c.- Será también una guerra irregular o guerrillera, o sea
la dispersión de las fuerzas predominará por sobre la concentración en términos
estratégicos, pero tácticamente nos concentraremos en fuerzas superiores al
enemigo, rehuiremos los combates desfavorables, sólo daremos los favorables,
mantendremos la iniciativa y movilidad constante, etc..
Desde una defensiva estratégica pasaremos a una ofensiva
estratégica, en la medida en que se invierta la correlación de fuerzas a través
del tiempo y por medio de coyunturas militares y políticas favorables.
Se desarrollará en el campo y en la ciudad; será
fundamentalmente rural desde el punto de vista estratégico (pues asegura
estabilidad y permanencia a la lucha armada, permite la creación del Ejército y
el Poder revolucionario y en determinada etapa permite concretar reformas en el
territorio liberado). Será fundamentalmente urbana desde el punto de vista
táctico, pues por un lado existen dificultades inherentes a este tipo de lucha
(por la naturaleza de las ciudades, concentración del poder represivo en ellas,
etc) pero por el otro es en las ciudades donde reside la clase obrera, y es a
ella a la que movilizaremos a través del contenido anticapitalista de nuestras acciones.
5) Se utilizarán todas las otras formas de lucha, legales e
ilegales, políticas, de masas, posibilidades de milicias, de trabajo en el seno
de las Fuerzas Armadas, de huelga general, etc; pero todas ellas subordinadas a
las formas anteriores e inscritas en las distintas etapas del curso de la
guerra.
6) Se establece para Chile la existencia y necesidad de una
organización política antes y durante la guerra, por la existencia de una
tradición de lucha política desarrollada, por la existencia de un movimiento
obrero organizado y por el desarrollo del reformismo.
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Referencias
1.- Tesis político-militar; Agosto 1965.
2.- Tesis político-militar; Diciembre 1967, capítulo
“carácter de la Guerra ”,
publicada como tal y en “Documentos Secretariado Nacional”
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c) Condiciones necesarias para el inicio de la guerra.-
En 1967 postulamos una concepción acerca del inicio de la
guerra y a grandes rasgos lo entramos a concretar.
1.- Se establece la diferencia entre lo que es el “inicio de
la lucha armada” y “el asalto al poder”. El inicio de la guerra es el comienzo
de un largo proceso armado, que no hace temblar ni amenaza el régimen, y cuyo
papel es preparar las condiciones para el asalto al poder; este último
constituye la etapa final de la guerra, la lucha directa por el poder, que
amenaza y estremece el régimen de pies a cabeza.
Aparece como evidente que las condiciones necesarias para el
inicio de la lucha armada son de menor envergadura que las necesarias para el
asalto al poder y que lo primero prepara las condiciones para lo segundo.
2.- Se establecen como condiciones necesarias para el inicio
de la guerra:
a) Que se evidencie un ascenso de la lucha de masas, que no
exista un retroceso del movimiento obrero, que las masas vean la lucha armada
como una de las posibles salidas, y que ésta pueda expresar un “sentir” de
mayoría.
b) Que la organización se haya desarrollado en el sentido
político y especialmente que cuente con un nivel difuso de presencia a plano
nacional y con una base orgánica pequeña pero fuerte entre sectores sociales
que nos interesan, que esté unida a ellos por cordones umbilicales orgánicos.
Ello entre los obreros (en25 a30 sindicatos considerados importantes), entre
los campesinos (influencia difusa y base orgánica en las zonas donde se quiere
operar después), los pobladores (de Santiago, Valparaíso y Concepción) y los
estudiantes.
c) Que hayamos formado políticamente a los cuadros, que ya
tengamos claros materiales de propaganda para cada sector social, que hayamos
realizado suficiente agitación, que gran parte de los militares haya recibido
instrucción “intermedia”, que los problemas de clandestinidad no constituyan
freno al accionar y, por último, que exista el desarrollo especial suficiente.
___________________________________________________________________________
Referencia.-
Tesis político-militar; Diciembre 1967, publicado como tal y
también como “Documentos Secretariado Nacional”, capítulo “Posibilidades de la Lucha Armada en
Chile”.
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Nos limitaremos a resaltar que todo lo anterior, siendo en
general válido, es claramente insuficiente para entrar a resolver las
cuestiones concretas que en este momento requerimos. Son, eso sí, las
concepciones programáticas y estratégicas generales, que nos armarán
conceptualmente, y a partir de las cuales, elaboraremos las precisiones acerca
de una concepción del partido acorde con las necesidades actuales, las presiones
estratégicas y tácticas para el período y de esta desprenderemos un “que hacer”
concreto.
IV.- QUE HA SIDO Y QUE ES NUESTRA ORGANIZACIÓN.
Consideramos necesario estudiar el desarrollo de nuestra organización,
si queremos transformarla. No podemos cambiar nada que no conozcamos, y nada
conocemos si no lo vemos históricamente y, luego, en su realidad presente.
Es siempre difícil hacer un recuento histórico de un pasado
reciente, pues no cicatrizan aún heridas, están demasiado frescos los hechos y,
lo es más aún, si quien lo hace es parte comprometida. En la medida en que no
pretendemos hecer una “Historia”, sino sólo un recuento, y no como
historiadores, sino como dirección revolucionaria, resaltando lo que hoy parece
importante y de allí concluyendo, lo emprenderemos.
a) Orígenes.-
1.- Después de la Revolución Cubana ,
se organizan un sinnúmero de grupos revolucionarios, a cual más pequeño e
inorgánico. En 1964 la campaña de Allende coge la atención de toda la
izquierda, incluso la de los revolucionarios, los que tratan de “apoyarla críticamente”,
de empujarla más a la izquierda. La perspectiva de un posible triunfo absorbe a
las masas de izquierda y aísla a los pocos revolucionarios.
Un pequeño número, grupo de cuadros de la juventud
socialista, en su mayoría estudiantes de Concepción y Santiago, rompen por la
izquierda con el PS, forman el MSR* y después se unen ala VPM en Febrero de
1964 (ésta era a su vez producto de la unión de la VM ? con el PRT y en ella se
encontraban viejos cuadros que habían roto con el POR, otro producto de la
descomposición del POR en la década del 50, algunos que habían roto con el PC
durante los hechos del 2 de Abril del 57, etc.).
En Mayo de 1964 se divide la VRM fundamentalmente porque ¿? De programa un
sector (VRM- “vanguardia”) participa de la línea “pekinista” de un programa
“democrático popular” que envuelve la alianza con sectores “antiimperialistas”
de la burguesía, llama a luchar contra un “feudalismo agrario” y estatuye que
los trotsquistas son “enemigos de la revolución”. El otro
sector(VRM-“rebelde”), en cualquier caso se sitúa más cerca de “La Habana ”, formula un
programa “fundamentalmente socialista”, desconoce un “feudalismo agrario” o la
existencia de una “burguesía antiimperialista” en Chile y no acepta rémoras
estalinistas en sus estatutos.
2.- Con el triunfo de Frei y el fracaso de Allende se
originó un retroceso del movimiento obrero, este confundió sus objetivos,
olvidó sus enemigos, etc. En el seno de la Izquierda se produjo un gran desconcierto. En el
año 1965 aparecieron las guerrillas peruanas y luego fueron aplastadas.
En agosto de 1965la VRM-“Rebelde ” se unía al PSP,(1)* naciendo
entonces el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) (El PSP tomó en su seno
viejos ex-dirigentes nacionales del PS, cuadros provenientes del POR y algunos
jóvenes socialistas, con una precaria base orgánica en Coquimbo y Talca)
3.- Se estaba comenzando a formar un pensamiento coherente
acerca de los objetivos por los que luchábamos, qué clases harían la Revolución , cuáles eran
los enemigos, etc. Se estaba conformando un programa para la Revolución (2), se
estaban agrupando hombres para cumplir esos objetivos y para nosotros se
cerraba el período de reagrupación de fuerzas revolucionarias en Chile.
En el Congreso constituyente se dieron también algunas
pautas generales acerca de la
Estrategia y se “acordó” que la guerra no sería tipo
“levantamiento general”, sino de tipo “irregular y prolongado” (3). Eso más los
Estatutos y el Programa era todo lo que teníamos.
4.- No existía realidad orgánica alguna. Éramos algunas
decenas de intelectuales, profesionales y estudiantes, algunos escasos y viejos
cuadros pobladores y menos aún obreros. Solo existíamos en santiago y recién comenzábamos
en Concepción. No existía base orgánica real ni entre pobladores, ni obreros,
menos aún entre campesinos. Entre los estudiantes sólo existían algo
medianamente organizado en Concepción y menos todavía en Santiago.
Éramos un puñado de hombres sólo unidos por ideas
imprecisas, propósitos generales y sin una responsabilidad de “hacerla
Revolución” cueste lo que costara, sino sólo un “intentar” hacerlo.
b) Etapa de crecimiento inorgánico
1.- En los años 1966 y especialmente 67 la economía chilena
comienza a resentirse origina los fenómenos de grave deterioro que le van a
caracterizar en el período posterior; comienza también el ascenso de un proceso
de izquierdización, el PS derriba a Ampuero y se inclina más a la izquierda.
En el plano internacional, la guerra del Vietnam se coloca
en el centro de la política mundial. En América Latina se vive un auge de la
lucha guerrillera, la
Revolución Cubana hace explicito su propósito de ayudar en
forma concreta al Movimiento Revolucionario, una ofensiva guerrillera aparece
en Venezuela, Guatemala, Colombia y luego con el Che a la cabeza, en Bolivia.
2.- Nosotros, más por todo ello, que por nuestra capacidad
orgánica crecemos, nos extendemos superficialmente a varias provincias,
fundamentalmente todavía a base de estudiantes, profesionales y empleados. Solo
en Concepción por éxitos obtenidos en la lucha estudiantil, se tiene mayor
solidez y (…) comenzamos a penetrar algunos frentes de mineros y pobladores. En
Santiago persiste la esencia de cuasi federación de grupos, inorgánicos y sin
crecimiento si no es a base de clase media; no hay desarrollo en pobladores, en
obreros, ni en campesinos. Formalmente existen los regionales de Coquimbo,
Valparaíso, Chillán, Arauco y Temuco, los que en realidad, salvo Arauco, eran
dependientes de Santiago y Concepción.
No sólo no había crecimiento orgánico hacia los sectores
motrices, sino tampoco se veían los dispositivos orgánicos, ni las pautas de
desarrollo, el “para qué” o el “por qué” de esas tareas. El más grande misterio
era el “qué hacer” y lo más claro el conflicto árabe-israelí, la Revolución Cultural
China, los problemas internos del Movimiento 13 de Noviembre, Guatemala, etc.
(fueron temas de discusión que ocuparon reuniones completas del C. C., las que
eran mensuales). No existía visión del trabajo, especialización de equipos, ni
aparatos especializados de ningún tipo.
3.- El desarrollo de la Organización estaba
dejado a la libre iniciativa y buena voluntad de los regionales, de las bases o
de los sectores tendenciales. Los términos de factibilidad de las cosas eran
siempre secundarias, se discutían temas sobre temas que en nada resolvían los
problemas de la revolución y el resultado a que se llegaba no tenía
importancia, pues nada se podía hacer para llevar nada a cabo, pues no había
nivel orgánico suficiente para operar en ningún sentido. Todo se reducía a
sacar las famosas “Declaraciones del Secretariado” (que hoy tanto algunos echan
de menos) o a expresarlas “en el periódico” o en “la revista”. En la medida en
que no existía perspectiva, ni estrategia, todo se dejaba al empirismo, nos
reducíamos a responder a coyunturas o hechos circunstanciales, sin
planificación de ningún tipo.
4.- Este período no fue del todo negativo. A través de las
discusiones se formó toda una generación que posteriormente haría recambio de
dirección, se ganó también una buena base de militantes, por inorgánica que
fuera, nos extendimos a varias provincias, se ganó relativa presencia (…) y se
acumuló (…) caudal de experiencia que sumado a los errores y defectos, enseñó
lo que se debía hacer.
Fue una excelente experiencia para obtener la base orgánica
y madurez política para saltar a otra etapa.
c) Desarrollo de la Organización.-
El Che había muerto en Bolivia, las guerrillas continuaban
en algunos países de América Latina. El movimiento de masas en Chile adquiría
cada vez características de mayor ascenso, se agudizaba la descomposición de
los partidos centristas y la crisis de los reformistas. Se producía la masacre
del 23 de Noviembre. Iban ya dos años y medio desde nuestro nacimiento y aún no
rompíamos con nuestro carácter de “grupúsculo” inorgánico y puramente
“ideológico”.
Un grupo de cuadros jóvenes se deciden a asumir la
dirección, con el fin de dar un vuelco en el sentido y carácter de nuestro
desarrollo. Concientes de la responsabilidad que asumían, buscan el compartir
la dirección con sectores de la anterior, pero estos en su mayoría abandonan
todo tipo de tareas después del Congreso Nacional de 1967.
Desarrollan, con la presión que entonces era posible y
necesaria sus concepciones acerca de la lucha armada, su carácter, sus etapas,
sus formas generales, etc., en relación a Chile como país concreto y definen
como objetivo inmediato el “alcanzar las condiciones necesarias para el inicio
de la lucha armada” (Gran importancia dan al intentar proyectar en desarrollo
orgánico y político concreto, en hechos y acciones, todo lo que por dos años se
venía discutiendo; para ello se destaca la importancia de organizarse, de la
división del trabajo, de la diversificación a profundidad de las tareas, de la
creación de comisiones, de penetrar entre los obreros, campesinos, pobladores y
estudiantes y, por sobre todo, de dar una base orgánica real a la intención
tantas veces proclamada de “hacer la lucha armada”, creando a partir de casi la
nada, los aparatos especializados para ello.
Veremos este período más en detalle, pues de aquí concluiremos
el estado actual de nuestra Organización, sus debilidades y las posibles
salidas. La estudiaremos en tres sub-etapas.
1.- “Los primeros pasos” (Enero del 68 a Mayo del 68)
El Secretariado Nacional se propuso desarrollar
especialmente los aparatos especiales y para ello concentró sus mejores cuadros
en esas tareas. Nos parecía, y seguimos creyéndolo, que ninguna organización revolucionaria
puede desarrollar un aparato político, si éste no va respaldado por un
desarrollo de las tareas especiales.
Se cayó de hecho en este período de una sobre-valoración de
la madurez y desarrollo de las estructuras políticas. Sea que la nueva dirección
provenía de jefes de frentes de masas o cuadros de regionales … (falta una
línea)… dirección estaba (buscando?) se creyó que las (estructuras?)… políticas
eran capaces de responder a las coyunturas políticas, hacerse cargo de la
formación de cuadros, de organizarse, crecer. Etc.
No era así; el Comité Regional Santiago existía formalmente,
pero salvo un débil desarrollo entre pobladores, el resto era una masa
inorgánica; no existían bases obreras, ni campesinas; los estudiantes eran un
conglomerado inorgánico y apolítico, AGP era un mito, etc. Incluso el Regional
Concepción, al sacarle media docena de cuadros, pasó a retrasarse seriamente.
Los Regionales de Coquimbo, Valparaíso, Temuco, eran irreales.
A todo esto es necesario agregar que fue justamente en este
período cuando el gobierno llevó adelante el llamado “proceso al terrorismo”,
en el cual tanto el Ministerio del Interior y la Policía Política como
el ministro en visita Bañados se empecinaron en descargar sus golpes sobre
nuestro Partido. Varios compañeros de nuestra organización cayeron detenidos,
fueron incomunicados y golpeados, mientras otros eran implacablemente
perseguidos. Esta represión selectiva significó una importante tensión en el
Partido, una gran atención a las medidas de defensa y el obvio desvío
transitorio de nuestras tareas.
En Mayo el Secretariado reestudió la situación y concluyó
que la base orgánica a partir de la cual se pretendió estructurar aparatos
especializados era insuficiente. Se decidió a desarrollar las estructuras
políticas, devolvió los mejores cuadros a sus frentes, e incluso algunos de sus
miembros asumieron responsabilidades de las estructuras políticas intermedias;
a la vez que mantenía en menor grado el desarrollo de las estructuras
especiales. El análisis político del Secretariado que estudiaba el período y
las generalidades acerca de las tareas, se plasmó en un documento presentado al
Congreso Nacional Santiago de Junio de 1968, donde se precisaron los objetivos
que debíamos proponernos en el seno del movimiento de masas, las formas de
responder a la coyuntura (no caer en el sindicalismo, no dejarse absorber por
la coyuntura), la actitud ante otras organizaciones, las perspectivas, etc. (5)
2.- “El auge orgánico” (Junio-Noviembre 68)
En este período se produce un gran desarrollo en profundidad
de las estructuras políticas e intermedias.
Un miembro del Secretariado asumió la dirección del Regional
Santiago y con la colaboración de muchos cuadros se crearon las comisiones
campesina, estudiantil, sindical, pobladores y de educación política. Se
afirmaron relativamente los Comités Locales antes creados. Se creció
orgánicamente entre los campesinos en todo el centro del país; se organizó a
los estudiantes, decenas de ellos salieron de la Universidad y
comenzaron a trabajar en otros frentes, aparecieron las Brigadas Universitarias
de la Católica ,
la Técnica y
se desarrolló la organización entre los estudiantes secundarios y nocturnos, se
creció entre los pobladores; varios cuadros se integran ala Comisión Sindical,
la cual hizo un serio intento de penetración en sindicatos que, independiente
de sus resultados, significó un enorme esfuerzo. Se organizaron cursos de
formación política entre los estudiantes, a la vez que se empujaron el resto de
las bases.
Otro miembro del Secretariado se hizo cargo del Comité
Regional Concepción y, con el concurso de varios cuadros, se organizaron las
Comisiones de Educación Política; Sindical, la que desarrolló sus tareas entre
los mineros y los obreros textiles; la Campesina , que se desarrolló hacia los Mapuches,
el sector estudiantil que enfrentó el proceso de la Reforma y a la vez se
vinculó a las luchas de otros sectores (I…ga, San Vicente, etc.)
El Regional de Chillán siguió en desarrollo y creció en el
sector estudiantil y campesino. Se organizaron los regionales de Coquimbo,
Valparaíso y Temuco. Se estructuró AGP Nacional en Santiago y en Concepción, y
se hizo la primera escuela nacional, con cuadros de todo el país. Los aparatos
especiales continuaron su desarrollo.
Se regularizó el periódico, se publicaron todos los
documentos oficiales de la organización, desde 1965 en adelante. Se respondió a
los acontecimientos políticos importantes, en la medida de su importancia y de
nuestra capacidad orgánica (acontecimientos de San Miguel, Saba, invasión a
Checoslovaquia, crisis en el P.C., P.S. y PDC, masacre en México, Congreso CUT,
elecciones estudiantiles, etc.)
En este período formamos presencia nacional definitiva, nos
transformamos en una realidad orgánica, operando en todos los sectores
sociales, con nuestras estructuras como cuestiones reales; nuestro verbalismo
político se transformó en posibilidad real de “poder hacer”.
3.- “La cuestión de los plazos” (Noviembre de1968 a Marzo
69)
1) La crisis económica continuaba y no se vislumbraba
recuperación alguna; el movimiento de masas seguía en ascenso, el número de
huelgas de obreros, campesinos y empleados seguía en aumento, las ocupaciones
de fábrica, de terrenos, también. El movimiento estudiantil emergía de los
procesos de Reforma con renovado vigor, los combates callejeros se agudizaban y
los pobladores comenzaban a movilizarse. Los partidos Radical y Democristiano
se descomponían en sus luchas internas, al reformismo se le debilitaba su
frente interno. El proceso electoral se vislumbraba como la única salida de la
situación, con lo que ello implicaba y, de allí, la necesidad de oponerle una alternativa
revolucionaria surgía como cuestión concreta.
A su vez, las limitaciones de un desarrollo político pasivo,
no acompañado de acciones que lo respaldaran, comenzaron a aparecer
especialmente frente a los obreros industriales. En el plano interno, no era
mucha la cuota de sacrificio que los cuadros estaban dispuestos a entregar a
una impresición en los objetivos y las metas. Por último, los aparatos
especiales estaban ya en condiciones de masificar sus tareas. Las
consideraciones políticas generales de todo ello se introdujeron en el
documento del Secretariado frente a las elecciones.
2) Se abrió discusión en el C.C. y se prepararon los dispositivos
para trabajar zonas urbanas y rurales estratégicas y para masificar tareas
especiales.
Se llevó todo ello a cabo entre Enero, Febrero y Marzo.
Más de dos centenares de cuadros fueron enviados a tareas
políticas, especialmente campesinas. Un número similar se integró a las tareas
especiales. Simultáneamente se llevaron a cabo formas de respuesta a las
elecciones parlamentarias, de tipo legal e ilegal; el resto de las tareas de la
organización en general continuaron, en evidente menor grado. Fue un enorme
empuje de tareas con una inversión de recursos en cuadros, en documentos,
dirección y mantención inmensa (la más grande que conoce nuestra organización),
centenares de cuadros abandonaron sus casas, sus frentes tradicionales, sus
estructuras orgánicas rutinarias, etc. La organización se ponía a prueba.
El balance general fue enormemente positivo. En algunas
tareas el resultado fue excelente, en otras los objetivos iniciales se
convirtieron de hecho en otros, también necesarios, y, algunos tuvieron un
rendimiento menor al esperado, pero en porcentajes aceptables. Se obtuvo todo
un refuerzo orgánico a plano nacional, se trabajaron zonas consideradas
importantes, se masificaron muchas tareas especiales y sobre todo se obtuvo un
bagaje de experiencia enorme.
3) Pero, a la vez, aparecieron enormes debilidades. Bastó el
empuje de todas estas tareas para que un reducido sector en Santiago supusiera
que había comenzado un “foco guerrillero” y que a ellos se les “abandonaba”;
otros supusieron que venía un “golpe militar” y que a ellos no se les avisaba y
se les “traicionaba”, etc. Se provocó toda una crisis (apolítica en cualquier
caso). Todas estas cuestiones luego se “desinflaron” y resolvieron, pero
indicaron la gravedad de ciertos problemas internos no resueltos. Las
filtraciones de todas estas tareas, provocada por toda esta “crisis” y por
errores en las tareas mismas, informaron de estos asuntos en forma gruesa y
distorsionada, a nuestra periferia e incluso a otras organizaciones.
Apareció claramente el tipo de militante “aficionado” a la Revolución , que no
tiene compromisos sino con sus estudios y su veraneo y que, incluso por este
último tipo de razones, se negó a integrarse a tareas. La ausencia de
estructuras intermedias participantes, relativamente autónomas, mostró su
gravedad, los métodos tradicionales y pasivos limitaron el resultado y la débil
formación política hizo sus estragos también. La falta de entrega y sacrificio
de los cuadros (salvo excepciones), la ausencia de una disciplina sólida y de
mecanismos coercitivos bien establecidos, la falta de endurecimiento de los
cuadros en relación a sus vidas familiares y sentimentales, las pretensiones
caudillescas, etc., aparecieron también en evidencia.
Los problemas “tendenciales” no resueltos, que habían
perdido incluso su carácter político, se entraron a nutrir de problemas
morales, éticos, orgánicos, etc. o, por último, de problemas derivados de la
constitución de grupos, ganando el “fuero tendencial” de no hacer nada y
escapar a toda crítica o sanción, pues ello es ser “perseguido”. Problemas que,
no enfrentados con claridad y no resueltos, actualmente sólo introducen
términos de confusión, vicio y desorganización.
Referencia.-
1) Convocatoria al Congreso Constituyente MIR/ Boletín de
discusión para Congreso Constituyente (Agosto-1965)
2) Declaración de Principios y Programas (Agosto 65)
3) Tesis Político-militares 1965
4) Tesis Político-militar 1967
5) Acuerdos Congreso Regional Santiago, Junio 68
6) “Elecciones no, lucha armada único camino” Enero 1969
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V.- LOS NUEVOS CAMINOS.
(Balance, Estrategia, Partido y Qué hacer)
a) Balance General
1.- Creemos que hemos recorrido un enorme trecho. Hemos
cumplido una serie de etapas, hemos avanzado muchísimo en muchos sentidos.
Hemos logrado salir de la calidad de grupúsculo “puramente ideológico” y somos
hoy un polo de reagrupación de fuerzas en el seno de la izquierda.
Somos una realidad orgánica relativa en extensión (tenemos
desarrollo menor en 12 provincias, medio en cinco: Coquimbo, Valparaíso,
Chillán, Arauco y Temuco, y mayor en dos: Concepción y Santiago; lo somos
también en forma relativa en profundidad: crecemos y operamos en el seno de los
pobladores y los estudiantes, en menor medida entre los campesinos; entre los
obreros industriales lo hacemos en grado menor. Existe también un buen
desarrollo de las tareas de propaganda y agitación y, en menor, de Educación
Política. Hay un buen desarrollo de las tareas intermedias y de las especiales.
Existe una buena cantidad de bases clandestinas.
Si este es un período favorable para hacerlo madurar hasta
una situación en que podamos iniciar un proceso de lucha armada, entonces
estamos en todos estos aspectos en condiciones, o lo estaremos en breve plazo,
para operar y llevar a cabo las inmensas tareas que ello involucra.
2.- Pero hay también debilidades esenciales que nos impiden
hacerlo. No puede iniciar un período de acciones y menos una guerra, una
organización a la que ingresa el que lo desea, en la que un “aficionado” a la
revolución tiene los mismos derechos que un verdadero militante; en la que no
existen sanciones de ningún tipo para las faltas; en la que todo se hace a la
luz pública; en la que no hay medidas de seguridad y clandestinidad
elementales; en la que no se legitiman y desarrollan las bases clandestinas, en
la que no hay estructuras y participación (relativamente); en la que la
formación política es débil; en la que la coordinación entre las tareas
políticas, intermedias y especiales es deficiente, desde el momento en que están
separadas unas de otras.
Tampoco puede enfrentar procesos represivos serios, como los
que acarrean las acciones directas, una organización que tiene en su seno
problemas “tendenciales” no resueltos, con un nivel supuesto de heterogeneidad
política enorme, los que al no enfrentarse se desfiguran y se pasa a discutir
con lo que se cree que alguien sostiene y no con lo que realmente dice; en que,
por último, se desconoce la envergadura de las diferencias.
Menos aún puede hacerlo contando con las imprecisiones
estratégicas que no especifiquen plazos, formas concretas, zonas a considerar,
etc. Si bien es cierto existe una base común en las concepciones acerca del
carácter de la guerra, ella no es suficiente y requiere precisiones en el
sentido de: Cuándo? Por qué?, Cómo?, Dónde? Cuántos?, Quienes?, etc.
Más aún, si la organización quiere desarrollarse en ciertos
sectores sociales, y lo quiere hacer a través de acciones ligadas a sus
intereses, tiene que conocer esos intereses y de allí levantar un programa concreto
para cada sector, hoy más que nunca, después de todo un período de experiencia
en esos frentes.
Para iniciar un período de acciones que radicalicen
rápidamente la situación nacional se requiere una organización fuerte,
disciplinada y eficiente, que tenga muy claro lo que tiene que hacer y donde
sólo tengan cabida los hombres dispuestos al sacrificio y a la entrega por
entero.
3.- No creemos que todo lo realizado haya sido un error
derivado de una mala concepción del partido, ni que nuestra organización esté
en un pésimo pié. Al contrario, creemos que ella está en un mejor pié que
antes, pero deficiente frente a las tareas y plazos que debe enfrentar, y eso
es hoy lo importante. Tampoco creemos que todo se deriva de una mala política;
al contrario, gracias a lo realizado en períodos anteriores hoy es posible
plantearnos las nuevas tareas; ello da las bases orgánicas y políticas para
poder plantearnos nuestra autotransformación.
Más aún, creemos que los hoy llamados “defectos” o “errores”
no son más que cuestiones que fueron útiles e imprescindibles para una
determinada etapa y sus tareas, y que hoy no lo son para otro período y otras
tareas y que se convierten en defectos y lastres que de no superarse nos
impedirán avanzar. Así por ejemplo, si durante un período inicial fue útil un
crecimiento indiscriminado, aceptando a todo el mundo dentro de la organización
con el fin de ganar rápidamente presencia y realidad orgánica, a la vez que
encontrar así los buenos militantes, hoy es para las futuras tareas un enorme
defecto que nos amenaza con impedir avanzar. Si cuando éramos una pequeña
organización nos dimos un determinado tipo de estructuras, hoy, después de
crecer, ésta se hace insuficiente y se aprecia la ausencia de estructuras
intermedias.
Si durante los orígenes fue útil y necesario contar con un
juego tendencial interno de envergadura, para lograr por medio de la discusión
descubrir nuestras ideas acerca de programa, estrategia, organización, etc.,
hoy la envergadura de la heterogeneidad política es un lastre que nos amenaza
destruir. Si la demora en una formación política rigurosa de los militantes
permitió romper con el círculo vicioso de las organizaciones de “ideólogos”,
“habladores” y “especuladores” sin base orgánica, hoy, para empezar a combatir,
la solidez política es esencial.
Si por ser poco rígidos en estructura y proceder orgánico,
en seguridad y clandestinidad, pudimos avanzar rápido, crecer y ganar presencia
nacional, hoy ello nos debilita, atrasa y casi hipoteca el futuro de nuestras
tareas. Si mientras la organización como tal no fue capaz de emprender todas
las tareas y por ello se permitió la libre iniciativa con tal de que las cosas
se hicieran, hoy ello se convierte en libertinaje y hace más daño y perjuicio
que bien.
Si por la falta de experiencia y de base real suficiente,
por un tiempo fue útil contar con una estrategia poco precisa, que sólo
despejara los extremos y así permitiera trabajar en varios sentidos,
dependiendo de la interpretación que se le diera, hoy, como única forma de
poder llevar a cabo las tareas necesarias, es imprescindible, precisarla y
concentrar todos los esfuerzos detrás de un solo camino.
Si por sostener que el desarrollo de la organización
política por si mismo no llevaba el desarrollo de las tareas especiales y, a la
vez, por no poder ampliar estas tareas por el tipo de organización política con
que contábamos, hubo de separar esta última de lo intermedio y de lo especial,
lo que ya es anacrónico y perjudicial, hoy es imprescindible que
progresivamente nuestras estructuras sean todas político-especiales.
4.- Sólo el desarrollo posterior de los acontecimientos dirá
si no estamos racionalizando errores cometidos y si el tipo de organización que
construimos será capaz de transformarse y hacerla Revolución en Chile. De no
ser así, sólo habríamos construido un grupo de oposición de izquierda a la
izquierda, un grupo de agitación, un grupo de ideas, etc.
Estamos en un punto de viraje histórico de nuestros
movimientos; de cómo respondamos a las exigencias que el período nos (pone?),
de cuán rígidos seamos en nuestra autotransformación y de cuán audaces seamos
para correr los riesgos inherentes a lo que nos proponemos, dependerá el que
hagamos de ésta organización un instrumento útil para la Revolución.
b) Precisiones estratégicas.-
Debemos entrar a definir a fondo la estrategia a seguir, las
formas concretas de la guerra, los plazos precisos, las etapas anteriores, las
tareas que deben cumplirse para ello y las estructuras orgánicas necesarias
para llenarlas por último de cuadros que las lleven a cabo. Pero definir y
precisar todo esto no quiere decir que lo tengamos que publicar íntegro en este
documento, pero si que debe ser definido aquí en la medida necesaria y posible,
de acuerdo a una elemental seguridad.
Diremos en general, primero, que queremos iniciar la guerra
al más breve plazo posible; que la situación política no está aún madura para
ello, pero si lo está para entrar a madurar; que ello exige acciones directas
por parte nuestra pero que, a su vez, estas acciones exigen por sus
consecuencias una organización sólida, eficiente y clandestina, lo que no
somos. Luego hay que entrar primero a un rápido refuerzo de la organización,
luego a realizar acciones y finalmente iniciar la guerra. (Etapas de “preparación
directa”, de “acciones directas” y de “guerra”)
1.- En primer lugar debemos entrar a definir la cuestión de
los plazos. Estos los definimos partiendo de la base de que Chile pasa por un
período favorable que se prolongará por cierto lapso, pero que luego, con todas
las limitaciones que ya hemos analizado (escepticismo generalizado, coincidente
con persistente ascenso de la lucha de clases, frente de colaboración de
clases, etc.) el proceso electoral comenzará a arrastrar masa detrás de sus
caminos; cuánto no lo sabemos, pero será un proceso masivo.
Por ello, y por la necesidad ya vista de levantar caminos
revolucionarios, nos proponemos por todos los medios levantar una alternativa
revolucionaria antes de que parta la relativa fiebre electoral y después que
contemos con el desarrollo político, orgánico y especial que establezcamos como
necesario. Nuestro propósito político es poder iniciar el período de acciones
directas antes de 1970 y preparar las condiciones necesarias para el inicio de
la guerra. (Entendemos como “inicio de la guerra” el comienzo del
enfrentamiento regular o irregular entre dos ejércitos).
2.- Debemos ahora entrar a precisar las formas concretas de
la guerra, como única forma de desarrollar desde ya el trabajo político
orgánico especial detrás de las formas que se establezcan. Creemos que la
guerra tendrá cuatro pilares fundamentales que le entregarán permanencia,
presencia política nacional, provocarán dispersión al enemigo y entregarán un
camino a las masas, a la vez que las organizarán. Estos pilares son: los focos
guerrilleros rurales, los focos guerrilleros urbanos, los focos de dispersión
urbana y rurales y la organización política clandestina.
a) Los focos guerrilleros rurales son los fundamentales
desde el punto de vista estratégico pues son capaces de darle permanencia y
continuidad a la lucha armada. Sólo ellos permitirán la creación del Ejército y
del Poder Revolucionario. Su objetivo será buscar siempre la permanencia de la
alternativa armada, desde donde la sobrevida del foco operario será un objetivo
fundamental además de operar política y militarmente. Esto debe considerarse al
estudiar la zona, el número de hombres, el equipamiento, etc. Serán unidades
militares sólidas, y las zonas habrán de ser políticamente adecuadas, además de
geográficamente aptas. Su tarea será asegurar la continuidad estratégica del
camino armado, combatir y guiar políticamente a los sectores influenciables.
b) Los focos guerrilleros urbanos serán lo fundamental desde
el punto de vista táctico; serán los encargados de darle presencia a la lucha
armada haciendo sentir a la población que una Revolución se desarrolla en el
país, además de cumplir el rol de combatir en la retaguardia del enemigo. Serán
también estructuras militares sólidas y relativamente autónomas. Las ciudades
en que se desarrollarán serán elegidas de acuerdo a su tamaño, importancia y el
nivel de desarrollo nuestro en ellas. Su tarea será entonces asegurar la
presencia política de la lucha armada, golpear la retaguardia del enemigo y
constituirse en la vanguardia armada de las luchas sociales y políticas
urbanas.
c) Los focos de dispersión urbanos y rurales tendrán como
objetivo fundamental provocar la dispersión al enemigo, golpeándolo fuertemente
y en muchas partes. Serán muchas unidades militares menores, autónomas, con un
mínimo bagaje logístico y de red clandestina necesaria. Sus tareas serán
provocar dispersión golpeando al enemigo pocas veces, fuertemente, y luego
desaparecer. Salvo el contenido de las acciones, no realizarán directamente
labor política alguna. Las zonas urbanas y rurales serán elegidas de acuerdo a
los niveles de desarrollo político de ellas, el desarrollo nuestro en ellas,
las posibilidades de provocar dispersión efectiva en relación a la ubicación de
los dos pilares anteriores y a las condiciones geográficas.
d) La organización política tendrá por objetivo sembrar
políticamente antes de una acción (demostrar su necesidad, explicar problemas,
etc.) y sobre todo cosechar política y orgánicamente los frutos de la guerra.
Tendrá que organizar, formar a los que busquen su integración a través de la
guerra, hacer la propaganda de la guerra y la agitación en cada frente; todo
ello en el campo y la ciudad. Por fuerza tendrá que ser clandestina y nacional;
tendrá que funcionar con las normas de manejo interno que debe hacerlo toda
agrupación de guerra.
3.- Como creemos que ni la situación política, ni nuestra
organización están maduras para hoy mismo iniciar la guerra, pero a la vez que
es posible a corto plazo llevar ambas a condiciones suficientes, introducimos
una etapa de “preparación directa” que nos coloque la organización en
condiciones de operar en la segunda, la de “acciones” que a su vez coloca a la
situación general y a nosotros en condiciones de iniciar la tercera, “la
guerra”.
a) La etapa de “preparación directa”, en cuyos inicios
estamos, tiene como objetivo fundamental colocar a la organización en
condiciones para iniciar un período de acciones directas, a la vez que ya
sienta las bases para el posterior inicio de la guerra. El objetivo es
transformar esta organización actual en otra fuerte, disciplinada, eficiente,
relativamente homogénea y clandestina. Para ello es necesario cumplir con tres
grandes tareas: refuerzo interno (que significa tres tareas también: resolver
lo pendiente como: programas para cada sector social y la buena estructuración
orgánica en algunos frentes o zonas, la limpieza interna de “aficionados” y la
resolución a través de la discusión política y práxis de los “problemas
tendenciales”), la clandestinización rápida y progresiva de toda la
organización (todo lo necesario) y la estructuración y preparación masiva en
las cuestiones especiales. Todo esto exige además el cumplimiento de las
labores política generales y de los trabajos necesarios para la etapa de la
guerra (trabajo político en las zonas determinadas y de tipo especial)
No detallaremos aquí, pues lo haremos más adelante en el Qué
hacer, pero dejamos en claro que dos grandes variantes diferencian esta etapa
con la anterior (preparación difusa): una es que la “vara” con que evaluamos el
resultado de las cosas no es ya de si “es bueno” o no para la Revolución ; todo era
hasta ahora “bueno”; en esta nueva etapa la vara es si nos deja o no en
condiciones para enfrentar al enemigo. La segunda diferencia con la etapa
anterior es la velocidad, el ritmo de trabajo; no basta que las cosas se hagan,
deben hacerse en determinado y muy breve plazo.
b) La etapa siguiente, la de “acciones”, tiene por objetivo
colocar al país en condiciones políticas para el inicio de la guerra, lo mismo
que a nosotros en relación a apertrechamiento y experiencia. Las acciones aquí
serán “con firma”, de gran envergadura y con protección armada; serán de tres
tipos generales: efectistas nacionales ligadas a la situación política que vive
el país, efectistas locales estrechamente ligadas a las reivindicaciones de
cada sector (en fábricas, fundos, etc.) y, por último, de aprovisionamiento de
todo tipo.
El segundo tipo, las locales ligadas a las reivindicaciones
de cada sector, serán las fundamentales; a través de ellas se quiere agudizar
la lucha de clases y respaldar las labores políticas de penetración que nos
darán los cordones umbilicales hacia cada sector social, que sería la base
sobre la que iniciaremos la guerra.
Si bien creemos que la situación política permite en este
momento iniciar las acciones directas, no lo permite el tipo de organización
con que contamos; para ello es necesario el período de “preparación directa” en
el cual estamos. Las tareas son fundamentalmente: refuerzo interno,
clandestinidad y preparación y estructuración especial; a ellas se subordina
todo otro tipo de tareas. Más aún, por cumplir las tareas fundamentales es
posible que se debiliten otras tareas (es posible que no podamos responder en
forma adecuada a la “coyuntura política”, que perdamos un tanto de “presencia
nacional”, etc.) Creemos que bien vale correr esos riesgos. Son todas
cuestiones que podemos recuperar en la lucha; pero si, por no jerarquizar los
objetivos, descuidamos los fundamentales, nunca empezaremos la verdadera lucha.
c) Concepción de Partido.-
1.- Se dice en general que “un partido” es “la vanguardia
del proletariado”, esto es, la vanguardia de las clases motrices de la Revolución. Es una
agrupación de hombres que se ORGANIZAN para HACER la Revolución , para
cumplir con sus etapas (preparación, conquista del poder y consolidación de
éste). Por un lado se introducen y ligan a las clases motrices y, por el otro,
levantan todo el aparato orgánico que les permita cumplir con las tareas que su
Programa y Estrategia les exigen.
Eso es en general. Más en particular, sus tareas
fundamentales serán la preparación de los cuadros, la penetración en los
frentes de masas, la propaganda y la agitación, además de las tareas que su
estrategia les impone (las especiales).
2.- Para nosotros, desde 1967, las tareas eran: penetración
en los frentes de masas considerados estratégicos, la propaganda (periódico,
documentos políticos, etc.), la agitación (tareas AGP, lucha callejera, etc.),
la preparación de los cuadros y la preparación especial.
Muy poco rígidos en nuestras concepciones del Partido, poco
precisos en nuestra estrategia, democratoides en nuestra estructura,
heterogéneos políticamente, herederos de una estructura originada de una
federación de grupos, etc., por años nos manejamos con esas concepciones y con
ese tipo de organización blanduzca. En ese período nos pusimos de acuerdo en un
programa, en concepciones estratégicas generales, crecimos orgánicamente a lo
largo del país y en varios sectores sociales, preparamos una infraestructura
especial, etc.
3.- Pero Hoy, y especialmente mañana, para una organización
desarrollando acciones o en guerra, la cosa es distinta. Los objetivos de las
tareas en general son los mismos, pero las jerarquías de algunas y los métodos
en otras son radicalmente distintos.
El volumen relativo y la profundidad de las tareas
especiales tiene que aumentar enormemente y en toda su inmensa complejidad,
debe dejar de ser privativo de un sector de la organización e invadir gran
parte de esta.
Para el resto de las tareas los métodos son distintos
radicalmente (penetración, finanzas, propaganda, agitación, etc.)/ Si es cierto
que el contenido y las tareas de una institución dan el carácter de la estructura
de ésta, y si a la vez las tareas cambian de acuerdo a los períodos históricos,
y de allí los objetivos, el tipo de organización política con que contamos
tiene que modificarse sustancialmente.
Las cuestiones políticas estarán muy ligadas a las especiales
y los cuadros especiales tendrán que ser políticos, y lo político pasará muchas
veces por lo especial; así pues, la actual conexión por arriba entre lo
especial y lo político, tendrá que hacerse más estrecha y a más niveles, la
integración político especial tendrá que ser una realidad en la que muchas
estructuras políticas realizarán tareas especiales.
Las “tendencias” con gran envergadura de diferencias no
podrá existir. Tendrá que darse una relativa homogeneidad política, donde sólo
matices y diferencias menores puedan existir, pero que, después de discutirlas,
la minoría ocasional se someta a la mayoría y una fuerte disciplina asegure
aquello.
Los principios de democracia interna y centralismo
democrático, sin ser en lo esencial violados, exigirán del militante una mayor
delegación del poder de desición, por un mayor plazo, a las estructuras
superiores e intermedias. Estas últimas habrán de aumentar, hacerse
participantes y desarrollar mayor autonomía.
Una rigurosa clandestinidad será impuesta por la situación a
los militantes, las bases y las estructuras directrices. Un cuidadoso,
rutinario y lento proceder clandestino será el pan de cada día; falsa
identidad, depósitos; casas de seguridad, cuidados en las reuniones , etc.,
reemplazarán el ir y venir jocoso de nuestro actual período. Una rígida
desconexión necesaria entre distintas estructuras reemplazará a su vez el ir y
venir de chismes e informaciones: grupos de enlace, contactos impersonales,
claves, etc., aparecerán mientras desaparecen los ampliados, las “visitas” a
las bases, la conexión inorgánica entre bases, comités locales, etc. Nuevas
formas de propaganda, agitación y penetración tendrán que crearse: organización
de masas paralelas, utilización del nombre de otras organizaciones, etc. Todo
ello enmarcado en un tipo distinto de trabajo: cosechar políticamente y
organizar los frutos que obtengamos entre las masas a partir de las acciones o
la guerra.
Para todo ello el tipo de militante debe ser otro. No sólo
deben irse los aficionados, sino que no bastará con cumplir pasivamente con los
horarios de reunión; no sólo no ingresará el que quiera, sino que tampoco se
irá nadie cuando quiera; la entrega tendrá que ser total, la organización
decidirá si se profesionaliza o no, si trabaja, estudia, donde vive, etc.
Sólo así contaremos con una organización sólida,
disciplinada y eficiente, capaz de discutir menos y entrar a operar, en plena
clandestinidad, resistiendo la furia desatada de una represión que será a fondo
y permanente. Esa será la organización que realizará acciones e iniciará
después la guerra de clases en Chile.
Habremos de pasar por un corto período de transición
(durante la “preparación directa”) en el que poniéndonos de acuerdo en lo
concreto, a la vez iremos transformando progresivamente la organización.
d) Qué hacer.
Hemos visto que la situación política exige y posibilita un
período de acciones directas que empujen el proceso de ascenso por el que
atravesamos; hemos visto la insuficiencia de las concepciones estratégicas generales
con que contábamos, hemos analizado el desarrollo de nuestra organización y sus
debilidades y ventajas actuales, luego hemos entrado a precisar, evidentemente
sólo lo necesario, en cuanto ala Estrategia y Concepción del partido, nos queda
ahora ver las fórmulas concretas (que aquí debemos y podemos exponer) que en
este período (de preparación directa) nos permitan resolver la mayor parte de
las debilidades antes planteadas.
En el período de preparación directa, la organización cumple
las tareas que resuelven las debilidades que arrastramos del período de
preparación difusa; fundamentalmente desarrolla las tareas que pongan a la
organización en condiciones de enfrentar el período de acciones, y en menor
medida, pero importante también, lleva a cabo las tareas necesarias para
preparar el paso posterior a la etapa de guerra.
1.- Primero veamos las tareas referentes a refuerzo interno.
Separaremos las referentes a los problemas pendientes de la etapa anterior, de
las que envuelven formulaciones generales.
a) (Formulaciones generales)
1) Rápida formulación de un Programa específico para cada
sector social (obrero, campesino y poblador) que arranque de las
reivindicaciones de cada sector, por el Secretariado, por los miembros del C.C.
y los miembros de las respectivas comisiones de los Regionales.
2) Urgente reforzamiento de la formación política por el
Secretariado, el encargado del C.C. y las respectivas comisiones, y elaboración
de un programa en relación ala Revolución Rusa y las coloniales, la realidad
chilena y los problemas político-militares; todo ello relacionado a los
problemas que enfrentamos actualmente.
3) Desarrollo del Periódico en cooperación con los
regionales y las comisiones; elaboración a fecha fija de los folletos; “Qué es
el MIR”, “a los pobres del campo”, “a los obreros y pobladores”. Estructuración
de una Comisión Central de Propaganda.
4) Menores: ajustes orgánicos (refuerzo a algunas Comisiones
del Regional Santiago, coordinación nacional más eficiente con creación de
grupos de enlace entre los regionales), estipulación precisa de las tareas para
cada Regional, cada Comisión, cada base. (las tareas generales se fijan por la Dirección Nacional
y las específicas por los respectivos organismos)
b) Reformulaciones
1) Rápida y efectiva resolución alrededor del tipo de
militante que queremos, atacando el problema por tres frentes: la definición
del militante, aspirante y simpatizante; la reglamentación rigurosa del ingreso
a la organización y la reglamentación transitoria que permite pasar a aspirante
a los “aficionados” y todo tipo de lastres (aprobada también por unanimidad del
C.C. a proposición del Secretariado)
2) Resolución del problema tendencial interno, por medio de
una discusión a fondo en que cada sector exponga libremente su pensamiento, se
miden las diferencias y se resuelven, dependiendo de la envergadura de las
diferencias (aprobada también por unanimidad del C.C.)
3) Planificación rigurosa del crecimiento por medio del
establecimiento de jerarquías para el crecimiento en los distintos sectores
sociales y en las distintas zonas y ciudades de Chile.
En cuanto a los sectores sociales: primera jerarquía a los
campesinos de las zonas donde queremos después operar militarmente y las
adyacentes; segunda los pobladores y obreros y por último, los estudiantes. En
cuanto a las regiones, fijar la jerarquía según su importancia de acuerdo a la
“estrategia”. Todo ello con aporte de cuadros de Concepción y Santiago.
Cuidados con los ingresos de personas que provengan de otros
partidos (Reglamento aparte)
4) Estructuración de toda la organización en unidades
político-especiales de discusión: las actuales estructuras políticas (también
las comisiones, que no deben ser sólo organismos técnicos, sino también
participantes, y otros), las intermedias y las especiales. Buena especificación
de sus niveles como direcciones intermedias, subintermedias y de base. De
acuerdo a ello, especificación de la información que manejarán y del poder de
(resolución?) que tendrán acceso.
5) Desaparición de AGP; sus labores agitativas generales
pasan a la organización política , la que la desarrollará por sus canales (un
encargado del cte. Regional); conservación de las unidades efectistas
especializadas de AGP; su aparato de instrucción para-especial pasa a ser
pre-especial y entra a depender de la estructura especial (aprobado ya por
C.C.)
6) Estipulación de nuevas tareas a las bases, además de las
políticas que antes desarrollaban. Según las características de cada base
(especificidades, nivel de seguridad, antigüedad, eficiencia, etc.) se
asignarán tareas de cooperación al Apto. Especial, masificación de algunas
tareas especiales e instrucción pre-especial.
2.- Tareas referentes a la clandestinización de la
organización.
1) Impartición de medidas de clandestinidad y seguridad a
toda la organización, susceptibles de ser asumidas por todos los militantes.
Serán controladas rigurosamente, con un miembro del Regional respectivo
encargado de ello.
2) Estructuración de un aparato de Seguridad Interna.
3) Lo más importante es la creación de las bases
clandestinas dependientes de cada regional, guardando la más absoluta
clandestinidad desde ahora y conectadas sólo por arriba. Cumplirán tareas
políticas, formándose ideológicamente, cooperando en tareas especiales menores
y con instrucción pre-especial. Crecimiento preferencial de la organización por
este camino. (Aprobado ya por C.C.)
3.- Desarrollo de las tareas especiales, clasificándose y
preparando a gran parte de la organización. Desarrollo de ellas en toda su
enorme complejidad, en relación a las necesidades de las dos etapas de lucha y
de los cuatro pilares de la guerra. Entrega de recursos y cuadros suficientes.
4.- Tareas transitorias
1) Desarrollo de acciones efectistas de mediana envergadura
y “sin firma” como forma de prepararnos, adquirir experiencia y radicalizar la
situación; estas acciones estarán dependientes directamente del Secretariado
Nacional.
2) Desarrollo de acciones efectistas de menor envergadura
con firma, con el fin de sostener la “presencia nacional”, que de hecho se
debilitará por los necesarios procesos de afirmamiento interno.
3) Necesidad de contar con presencia política difusa y
nacional a través de las acciones del frente estudiantil (por contar en él con
capacidad orgánica e influencia mayor que en otros frentes.)
Mayo de 1969
SECRETARIADO NACIONAL