martes, 9 de marzo de 2010

Cataclismo Natural y Político

El pueblo penquista desnudó y fisuró el modelo neoliberal

Trazo estas líneas a ocho días del cataclismo sufrido por la zona central de chile, cuando la burguesía vociferante aplaude a milicos y pacos que aterrorizan allanando poblaciones, (¿acaso no fueron formados para eso?, no para ayudar damnificados) en busca de recuperar la propiedad de las trasnacionales del retail y los supermercados, los medios y los periodistas ansiosos editan el circo mediático de respeto a la propiedad privada, el terrorismo de estado en una región militarizada, no pierde tiempo frente al clamor de los medios e impone un nuevo estado psicótico de culpabilidad entre pobladores sin agua, sin electricidad y carentes en la mayoría de los casos de los alimentos básicos.

Mientras la farándula televisiva, los empresarios, organismos institucionales y estatales recomponen su imagen con el ya famoso Chile ayuda a Chile, los damnificados a ocho días del olvido institucional entre sismo y sismo intentan normalizar su vida. No son los pobres y marginados los que han construido la subjetividad de este modelo, no son los pobres ni marginados que han construido los parámetros de las necesidades básicas, no son los pobres los que han construido las diferencias sociales, no son los pobres los que han construido el negocio inmobiliario y sus normas criminales, no son los productores (léase trabajadores) que construyen expectativas inalcanzables, ¿A quién responsabilizamos cuando la poblada se lleva un plasma y al otro día no tiene harina?

¿Será posible que el inconsciente colectivo de clase tenga en la mira a los expoliadores salvajes del retail?

Seguramente hay miles de preguntas, pero una sola respuesta, es el propio capitalismo, sus empresarios y castas político-burocráticas que cimientan la delincuencia, la cultura del consumo, el arribismo egocéntrico, el individualismo exaltado.

He intentado antes escribir, pero era imposible, la cotidianidad me absorbía cada minuto, los primeros días ordenando el desastre del hogar, asegurando algún alimento básico y el vital liquido, asimilando las réplicas sobre seis grados o soportando la histeria colectiva generada por la prensa amarilla y el desatino informativo de la institucionalidad estatal. La prensa en especial radio Bío Bío que si bien generó gran ayuda, no puede desmentir el que algunos de sus periodistas cayeran en el sensacionalismo y el amarillismo, especulando con hordas salvajes, nuevos maremotos y haciéndose eco de la burguesía histérica que cubría la inoperancia alcaldicia en el devastado Concepción.

Lamentando las víctimas y las penurias de mi pueblo, me siento en la obligación de levantar la voz contra los criminales procedimientos de los organismos que supuestamente deben ser capaces de dar alerta temprana ante los maremotos, llámese SHOA de la armada y ONEMI. Hace unos días la rabia era mayor pero esperando que las estratégicas empresas PRIVADAS de telecomunicaciones sean capaces de reconectar al país, he asimilado el caudal de improperios que vomitaba entonces.

Pensé en una crónica del terremoto, pero era demasiado periodístico, he optado por escribir libremente mis reflexiones, comenzando por una infinidad de preguntas, como las siguientes

¿Cómo entendemos la supuesta civilidad democrática que se expresa en la histérica y fascistoide convocatoria al mundo militar a solucionar todo?

¿Cómo entendemos que ningún organismo, con la salvedad de Bomberos, era capaz de coordinar lo más mínimo?

Ahí están, nítidas, la histérica reacción de la alcaldesa penquista de la UDI, pregonando militares y más militares por un medio que cayó en el amarillismo y sensacionalismo, alcaldesa al mismo tiempo, incapaz de convocar a sus propios subordinados para prestar ayuda, incapaz de sacar un camión aljibe antes de cinco días, incapaz de poner en movimiento antes de 7 días la recolección de basura, incapaz de mover maquinaria en la zona para despejar calles y caminos. Alcaldesa sólo capaz de clamar por milicos, milicos y más milicos. Gran actuación mediática y pobre gestión de la Van Rishelberge ante la emergencia, sin embargo su clamor a proteger la propiedad no tardó en ser reconocido por la burguesía nacional y catapultada por la prensa a la intendencia de la región.

Del neófito Intendente Toha ni hablar, sencillamente no existe, con suerte alcanzaba a llegar a la radio Bío Bío en la plaza independencia.

Ahí están los llantos frente al micrófono del tal Rivera, alcalde de Hualpén, narco por Vox populi, atormentado durante días por las hordas del lumpen que sólo el sufrió en su municipalidad, no me cabe duda que ese saqueo dirigido, en el quinto día, fue respuesta a su llanto fascista convulsivo, ahí están las grabaciones de Radio Bio Bio.

Pero ahí están también las decisiones del PPD Inaudito Retamal, castigando los barrios pobres de San pedro de la Paz, la Van Rishelberge castigando los barrios periféricos de Conce por los saqueos. Castigo expresado en la no entrega de ayuda en barrios supuestamente saqueadores.

Una primera reflexión de lo vivido, es la explicación del comienzo de los actos de desvalijamiento ocurridos en el centro de Concepción, estos surgen inmediatamente tras el cataclismo grado 8.8 , jóvenes que carreteaban en el barrio estación despavoridos y con trago corren hacia el centro de la ciudad entre los escombros (barrio estación está a cuatro cuadras de la plaza independencia) allí en el camino se encuentran con algunos locales con ventanales rotos y comienzan a desvalijar algunas farmacias y seguramente más de alguna tienda.

Pasada la madrugada, en pleno día, el lumpen se volcó al centro reventando locales, corrida la voz ese día entre réplica y réplica, la masa expropiadora se multiplicó, el pueblo en su conjunto expresaba los miedos del terremoto y las ansiedades del modelo.

En el saqueo de algunos locales con nula presencia policial, mi tesis es que la mayoría de los pacos está asentado en la provincia de Arauco por lo que había muy pocos en conce. Transcurridas algunas horas, bajando el sol, el lumpen organizado nuevamente se lanza al saqueo de supermercados y farmacias, en una ciudad a oscuras, saqueando licores, cigarrillos y hasta los cajeros automáticos, desde ese momento el lumpen dirigió a las masas como una forma de encubrir sus acciones, la masa proletaria multiplicada en miles rápidamente arrasó con víveres y utensilios sin pensarlo dos veces, se expropiaban todos los supermercados de la periferia y el centro, la verdadera revuelta se expandía a otras provincias, mientras la cuiqueria sin tapujos llenaba camionetas 4x4. El segundo día de crisis social, las masas empobrecidas y damnificadas con milicos en locales y el radio céntrico termina de despojar locales y supermercados frente a la impotencia policial, dos días y una noche que la masa desafió el estatus quo y fracturó el orden del capital.

Al tercer día tropas y más tropas controlan la zona, pese a lo cual el amarillismo de la prensa excita una sicosis colectiva bajo el mito de que hordas delincuenciales invaden poblaciones arrasando todo a su paso, se levantan miles y miles de barricadas pobladores armados controlan calles y pasajes, en una suerte de surrealista levantamiento, inexplicable, pero que demuestra la capacidad de generar la autodefensa en sus territorios.

Intento continuar estas líneas tolerando dos nuevos sismos, otro y otro, sujetando la pantalla mientras emplazo a la tranquilidad a la familia, me avisan que Chile Ayuda a Chile, dobla la cifra solicitada, la cara de Chile se renueva, el estado y el empresariado restaura su imagen, sesenta millones de dólares reunidos es muy poco, pero los mecanismos institucionales se consolidan ante la ruptura acaecida en la tierra de Miguel y Luciano.

Ahora entre réplica y réplica, entre el reclamo y el grito popular por ayuda, se impone la crítica de los opulentos…….. Las hordas del estado policial restauran en el consciente colectivo el poder de la burguesía y las trasnacionales, equivocadamente….pensando que estas fisuras cataclísmicas del consciente colectivo se reponen y no dejan rastros.


Argala
Concepción, 06 de marzo de 2010