
A su Excelencia el Presidente de
la República
Compañero Salvador Allende:
Ha llegado el momento en que la clase obrera organizada en la Coordinadora Provincial
de Cordones Industriales, el Comando Provincial de Abastecimiento Directo y el
Frente Único de Trabajadores en conflicto ha considerado de urgencia dirigirse
a usted, alarmados por el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que
creemos nos llevará no sólo a la liquidación del proceso revolucionario
chileno, sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable y
criminal.
Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el
Socialismo se estaba transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista,
democrático-burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a
acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación.
Pero ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro
temor ya no es ése, ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que
nos llevará inevitablemente al fascismo.
Por eso procedemos a enumerarle las medidas que, como
representantes de la clase trabajadora, consideramos imprescindibles tomar.
En primer término, compañero, exigimos que se cumpla con el
programa de la Unidad
Popular, nosotros en 1970, no votamos por un hombre, votamos
por un Programa.
Curiosamente, el Capítulo primero del Programa de la Unidad Popular se
titula “Poder Popular”.
Citamos: Página 14 del programa:
“… Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido
para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por otro, ni
para reemplazar a un partido por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo
los cambios de fondo que la situación nacional exige, sobre la base del
traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al
campesinado y sectores progresistas de las capas medias…” “Transformar las
actuales instituciones del Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el
real ejercicio del poder…”
“… El Gobierno popular asentará esencialmente su fuerza y
autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado…”
Página 15: “… A través de una movilización de masas se
constituirá desde las bases la nueva estructura del poder…”
Se habla de un programa de una nueva Constitución Política, de
una Cámara Única, de la
Asamblea del Pueblo, de un Tribunal Supremo con miembros
asignados por la Asamblea
del Pueblo. En el programa se indica que se rechazará el empleo de las Fuerzas
Armadas para oprimir al pueblo… (Página 24).
Compañero Allende, si no le indicáramos que estas frases son
citas del programa de la
Unidad Popular, que era un programa mínimo para la clase, en
este momento se nos diría que este es el lenguaje “ultra” de los cordones
industriales.
Pero nosotros preguntamos, ¿dónde está el nuevo Estado? ¿La
nueva Constitución Política, la
Cámara Única, la Asamblea Popular, los Tribunales Supremos?
Han pasado tres años, compañero Allende y usted no se ha
apoyado en las masas y ahora nosotros los trabajadores tenemos desconfianza.
Los trabajadores sentimos una honda frustración y desaliento
cuando su Presidente, su Gobierno, sus partidos, sus organizaciones, les dan
una y otra vez la orden de replegarse en vez de la voz de avanzar. Nosotros
exigimos que no sólo se nos informe, sino que también se nos consulte sobre las
decisiones, que al fin y al cabo son definitorias para nuestro destino.
Sabemos que en la historia de las revoluciones siempre han
habido momentos para replegarse y momentos para avanzar, pero sabemos, tenemos
la certeza absoluta, que en los últimos tres años podríamos haber ganado no
sólo batallas parciales, sino la lucha total.
Haber tomado en esas ocasiones medidas que hicieran
irrevocables el proceso, después del triunfo de la elección de Regidores del
71, el pueblo clamaba por un plebiscito y la disolución de un Congreso
antagónico.
En octubre (1972), cuando fue la voluntad y organización de
la clase obrera que mantuvo al país caminando frente al paro patronal, donde
nacieron los cordones industriales en el calor de esa lucha y se mantuvo la
producción, el abastecimiento, el transporte, gracias al sacrificio de los
trabajadores y se pudo dar el golpe mortal a la burguesía, usted no nos tuvo
confianza, a pesar de que nadie puede negar la tremenda potencialidad
revolucionaria demostrada por el proletariado, y le dio una salida que fue una
bofetada a la clase obrera, instaurando un Gabinete cívicomilitar, con el
agravante de incluir en él a dos dirigentes de la Central Única de
Trabajadores, que al aceptar integrar estos ministerios, hicieron perder la
confianza de la clase trabajadora en su organismo máximo.
Organismo, que cualquiera que fuese el carácter del
Gobierno, debía mantenerse al margen para defender cualquier debilidad de éste
frente a los problemas de los trabajadores.
A pesar del reflujo y desmovilización que esto produjo, de
la inflación, las colas y las mil dificultades que los hombres y mujeres del
proletariado vivían a diario, en las elecciones de marzo de 1973, mostraron una
vez más su claridad y conciencia al darle un 43% de votos militantes a los
candidatos de la
Unidad Popular.
Allí también, compañero, se deberían haber tomado las
medidas que el pueblo merecía y exigía para protegerlo del desastre que ahora
presentimos.
Y ya el 29 de junio, cuando los generales y oficiales
sediciosos aliados al Partido Nacional, Frei y Patria y Libertad se pusieron
francamente en una posición de ilegalidad, se podría haber descabezado a los
sediciosos y, apoyándose en el pueblo y dándole responsabilidad a los generales
leales y a las fuerzas que entonces le obedecían, haber llevado el proceso
hacia el triunfo, haber pasado a la ofensiva.
Lo que faltó en todas estas ocasiones fue decisión, decisión
revolucionaria, lo que faltó fue confianza en las masas, lo que faltó fue
conocimiento de su organización y fuerza, lo que faltó fue una vanguardia
decidida y hegemónica.
Ahora los trabajadores no solamente tenemos desconfianza,
estamos alarmados.
La derecha ha montado un aparato terrorista tan poderoso y
bien organizado, que no cabe duda que está financiado y (entrenado) por la CIA. Matan obreros,
hacen volar oleoductos, micros, ferrocarriles.
Producen apagones en dos provincias, atentan contra nuestros
dirigentes, nuestros locales partidarios y sindicales.
¿Se les castiga o apresa?
¡No compañero!
Se castiga y apresa a los dirigentes de izquierda.
Los Pablos Rodríguez, los Benjamin Matte, confiesan
abiertamente haber participado en el “Tanquetazo”.
¿Se les allana y humilla?
¡No compañero!
Se allana Lanera Austral de Magallanes donde se asesina a un
obrero y se tiene a los trabajadores de boca en la nieve durante horas y horas.
Los transportistas paralizan el país, dejando hogares
humildes sin parafina, sin alimentos, sin medicamentos.
¿Se los veja, se los reprime?
¡No compañero!
Se veja a los obreros de Cobre Cerrillos, de Indugas, de
Cemento Melón, de Cervecerías Unidas.
Frei, Jarpa y sus comparsas financiados por la ITT, llaman abiertamente a la
sedición.
¿Se les desafuera, se les querella?
¡No compañero!
Se querella, se pide el desafuero de Palestro, de
Altamirano, de Garretón, de los que defienden los derechos de la clase obrera.
El 29 de junio se levantan generales y oficiales contra el
Gobierno, ametrallando horas y horas el Palacio de la Moneda, produciendo 22
muertos.
¿Se les fusila, se los tortura?
¡No compañero!
Se tortura en forma inhumana a los marineros y suboficiales
que defienden la
Constitución, la voluntad del pueblo, y a usted, compañero
Allende.
Patria y Libertad incita al golpe.
¿Se les apresa, se les castiga?
¡No compañero!, siguen dando conferencias de prensa, se les
da salvoconductos para que conspiren en el extranjero.
Mientras se allana Sumar, donde mueren obreros y pobladores,
y a los campesinos de Cautín, que defienden al Gobierno, se les somete a los
castigos más implacables, paseándolos colgados de los pies, en helicópteros
sobre las cabezas de sus familias hasta darles muerte.
Se le ataca a Ud. compañero, a nuestros dirigentes, y a
través de ellos a los trabajadores en su conjunto en la forma más insolente y
libertina por los medios de comunicaciones millonarios de la derecha.
¿Se les destruye, se les silencia?
¡No compañero!
Se silencia y se destruye a los medios de comunicación de
izquierda, el canal 9 de TV, última posibilidad de voz de los trabajadores.
Y el 4 de septiembre, en el tercer aniversario del Gobierno
de los trabajadores, mientras el pueblo, un millón cuatrocientos mil, salíamos
a saludarlo, a mostrar nuestra decisión y conciencia revolucionaria, la Fach allanaba Mademsa,
Madeco, Rittig, en una de las provocaciones más insolentes e inaceptables, sin
que exista respuesta visible alguna.
Por todo lo planteado, compañero, nosotros los trabajadores,
estamos de acuerdo en un punto con el señor Frei, que aquí hay sólo dos
alternativas: la dictadura del proletariado o la dictadura militar.
Claro que el señor Frei también es ingenuo, porque cree que
tal dictadura militar sería sólo de transición, para llevarlo a la postre a él
a la Presidencia.
Estamos absolutamente convencidos de que históricamente el
reformismo que se busca a través del diálogo con los que han traicionado una y
otra vez, es el camino más rápido hacia el fascismo.
Y los trabajadores ya sabemos lo que es el fascismo.
Hasta hace poco era solamente una palabra que no todos los
compañeros comprendíamos. Teníamos que recurrir a lejanos o cercanos ejemplos:
Brasil, España, Uruguay, etc.
Pero ya lo hemos vivido en carne propia, en los
allanamientos, en lo que está sucediendo a marinos y suboficiales, en lo que
están sufriendo los compañeros de Asmar, Famae, los campesinos de Cautín.
Ya sabemos que el fascismo significa terminar con todas las
conquistas logradas por la clase obrera, las organizaciones obreras, los
sindicatos, el derecho a la huelga, los pliegos de peticiones.
Al trabajador que reclama sus más mínimos derechos humanos
se lo despide, se lo aprisiona, tortura o asesina.
Consideramos no sólo que se nos está llevando por el camino
que nos conducirá al fascismo en un plazo vertiginoso, sino que se nos ha
estado privando de los medios para defendernos.
Por lo tanto le exigimos a usted, compañero Presidente, que
se ponga a la cabeza de este verdadero Ejército sin armas, pero poderoso en
cuanto a conciencia, decisión, que los partidos proletarios pongan de lado sus
divergencias y se conviertan en verdadera vanguardia de esta masa organizada,
pero sin dirección.

Exigimos:
1) Frente al paro de los transportistas, la requisición
inmediata de los camiones sin devolución por los organismos de masas y la
creación de una Empresa Estatal de Transportes, para que nunca más esté en las
manos de estos bandidos la posibilidad de paralizar el país.
2) Frente al paro criminal del Colegio Médico, exigimos que
se les aplique la Ley
de Seguridad Interior del Estado, para que nunca más esté en las manos de estos
mercenarios de la salud, la vida de nuestras mujeres e hijos. Todo el apoyo a
los médicos patriotas.
3) Frente al paro de los comerciantes, que no se repita el
error de octubre en que dejamos en claro que no los necesitábamos como gremio.
Que se ponga fin a la posibilidad de que estos traficantes confabulados con los
transportistas, pretendan sitiar al pueblo por hambre. Que se establezca de una
vez por todas la distribución directa, los almacenes populares, la canasta
popular.
Que se pase al área social las industrias alimenticias que
aún están en las manos del pueblo.
4) Frente al área social: Que no sólo no se devuelva ninguna
empresa donde exista la voluntad mayoritaria de los trabajadores de que sean
intervenidas, sino que ésta pase a ser el área predominante de la economía.
Que se fije una nueva política de precios.
Que la producción y distribución de las industrias del área
social sea discriminada. No más producción de lujo para la burguesía. Que se
ejerza verdadero control obrero dentro de ellas.
5) Exigimos que se derogue la Ley de Control de Armas. Nueva “Ley Maldita” que
sólo ha servido para vejar a los trabajadores, con los allanamientos
practicados a las industrias y poblaciones, que está sirviendo como un ensayo
general para los sectores (reaccionarios en contra) de la clase obrera en un
intento para intimidarlos e identificar a sus dirigentes.
6) Frente a la inhumana represión a los marineros de
Valparaíso y Talcahuano, exigimos la inmediata libertad de estos hermanos de
clase heroicos, cuyos nombres ya están grabados en las páginas de la historia
de Chile. Que se identifique y se castigue a los culpables.
7) Frente a las torturas y muerte de nuestros hermanos
campesinos de Cautín, exigimos un juicio público y el castigo correspondiente
de los responsables.
8) Para todos los implicados en intentos de derrocar el
Gobierno legítimo, la pena máxima.
9) Frente al conflicto del Canal 9 de TV, que este medio de
comunicación de los trabajadores no se entregue ni se transe por ningún motivo.
10) Protestamos por la destitución del compañero Jaime
Faivovic, subsecretario de Transportes.
11) Pedimos que a través suyo se le manifieste todo nuestro
apoyo al Embajador de Cuba, compañero Mario García Incháustegui, y, a todos los
compañeros cubanos perseguidos por lo más granado de la reacción y que le
ofrezca nuestros barrios proletarios para que allí establezcan su embajada y su
residencia, como forma de agradecerle a ese pueblo, lo que hasta ha llegado a
privarse de su propia ración de pan para ayudarnos en nuestra lucha.
Que se expulse al Embajador norteamericano, que a través de
sus personeros, el Pentágono, la
CIA, la ITT,
proporciona probadamente instructores y financiamiento a los sediciosos.
12) Exigimos la defensa y protección de Carlos Altamirano,
Mario Palestro, Miguel Henríquez, Oscar Garretón, perseguidos por la derecha y la Fiscalía naval por
defender valientemente los derechos del pueblo, con o sin uniforme.
Le advertimos compañero, que con el respeto y la confianza
que aún le tenemos, si no se cumple con el programa de la Unidad Popular, si
no confía en las masas, perderá el único apoyo real que tiene como persona y
gobernante y que será responsable de llevar el país, no a una guerra civil, que
ya está en pleno desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la
clase obrera más consciente y organizada de Latino América. Y que será
responsabilidad histórica de este Gobierno, llevado al poder y mantenido con
tanto sacrificio por los trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes,
intelectuales, profesionales, a la destrucción y descabezamiento, quizás a qué
plazo, y a qué costa sangriento, de no sólo el proceso revolucionario chileno,
sino también el de todos los pueblos latinoamericanos que están luchando por el
Socialismo.
Le hacemos este llamado urgente, compañero Presidente,
porque creemos que ésta es la última posibilidad de evitar en conjunto, la
pérdida de las vidas de miles y miles de lo mejor de la clase obrera chilena y
latinoamericana.
Coordinadora Provincial de Cordones Industriales
Comando Provincial de Abastecimiento Directo
Frente Único de Trabajadores en Conflicto
5 de septiembre de 1973